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La mente creativa
Radha Burnier
La mente creativa proporciona un estado de bienaventuranza. ¿Cómo podemos darnos cuenta de qué es lo creativo? ¿Qué diferencias hay entre creativo, productivo, innovativo y constructivo? La mente creativa no es producto de la compulsión, y hay muchas maneras sutiles de esta compulsión. Una mente que está verdaderamente abierta, está abierta al universo entero, abierta a la gran mente del universo que es infinitamente creativa.
La mente creativa proporciona un estado de bienaventuranza, pero lamentablemente la mayoría de nosotros tiene tendencias mentales que no son creativas. ¿Cómo podemos darnos cuenta de qué es lo creativo? Quizás podamos tener un indicio si consideramos la investigación que realizó Krishnamurti acerca de qué es el amor en su obra A Dialogue with Oneself (Un diálogo con uno mismo) analizando primero lo que el amor no es. La negación es un método utilizado desde tiempos antiguos. Para conocer lo real, según las enseñanzas de la Vedanta, es necesario dejar de lado todo lo irreal (neti neti). Dado que la creatividad tiene mucho que ver con la verdad y la realidad, comenzar con la negación puede resultar un procedimiento adecuado.
La lengua inglesa tiene varias palabras similares al vocablo creativo, por ejemplo productivo. Uno puede llegar a la conclusión de que crear es lo mismo que dar forma a algo que no existía anteriormente. Pero ¿acaso la creación es lo mismo que la producción? Un sastre que produce por año cientos de uniformes para niños (como lo hace un amigo nuestro) es muy productivo, pero el trabajo no es verdaderamente creativo. Una persona que esculpe cosas desagradables, o una mente que produce ideas crueles o desagradables, no es creativa. Ninguna de las dos es una mente de la cual fluyen solamente pensamientos comunes. Existen fábricas que producen gran cantidad de hojas de afeitar o cepillos de dientes o piezas de maquinaria. Estas también son productivas, pero carecen de la cualidad implícita en la creatividad. No hay cualidad creativa en la reproducción aun de una imagen hermosa, o de un grupo de palabras, porque al imitar se pierde la cualidad de lo nuevo. Por lo tanto, la palabra creativo no se aplica al producto de algo realizado mecánicamente sin originalidad.
Otra palabra, innovación, implica la utilización de un método o propuesta nueva, una nueva manera de hacer algo, por ejemplo colocar el ventilador de techo de manera tal que no esté visible. También en las innovaciones existe un elemento mecánico. Por lo tanto sabemos instintivamente que ser innovador no es lo mismo que ser creativo.
Otra palabra para considerar es constructivo. Todas estas palabras están de algún modo relacionadas con la creatividad, pero ninguna de ellas capta la esencia misma. Podemos decir que una mente constructiva piensa y actúa para extraer lo que es bueno o mejor para todos. Pero tanto la mente productiva, la innovadora como la constructiva tienen mucho de lo viejo y muy poco de lo nuevo en ella. Existe siempre alguna clase de parámetro detrás de su actividad. Para que algo ya existente se transforme en una innovación es necesario modificarlo levemente. Se mejora, por ejemplo, una determinada situación y esto se considera constructivo. De modo que utilizamos estas palabras para describir actividades que tienen un trasfondo de imágenes que ya existen dentro de la mente. La mente promedio está generalmente atiborrada con viejos conceptos, imágenes y patrones. Todo esto forma parte de lo que llamamos experiencia.
La palabra creativo implica por el contrario, negación de todo lo viejo, todo lo mecánico. Una mente que se ajusta a los dictados de la sociedad, a los dogmas religiosos, a los pensamientos de la comunidad, y acepta rápidamente lo que se le inculca, no puede ser creativa. Está condicionada, lo que significa que tiene diversos patrones, ideas, imágenes y acumulaciones del pasado impresos en ella. Las respuestas presentes están teñidas por los contactos y las experiencias anteriores y por los pensamientos de otras personas. La única cualidad creativa fluye cuando todo el contenido de la mente, se deja de lado, no sólo el viejo, sino también el relativamente viejo.
Ninguna acción, ni siquiera aquellas que comunmente se llaman creativas, tales como la pintura, la música o la poesía, pueden ser realmente creativas si son el producto de la compulsión. Cuando a alguien se le obliga a escribir de determinada manera, a pesar de que su trabajo sea muy inteligente, muy exquisito, no puede considerarse creativo. Las palabras de Shelley sobre el canto de la alondra son memorables, porque él experimentó la cualidad espontánea, no premeditada del canto del pájaro. La espontaneidad es la antítesis de la compulsión, y todo condicionamiento es una forma de compulsión interna.
En nuestra sociedad humana, construimos muchas formas de compulsión. Un monje que describía la vida diaria en un monasterio, mostró un perfil de la disciplina impuesta, que incluía la meditación durante un cierto número de horas por día. Esto sucede así en el Cristianismo, Hinduismo, Budismo y otras instituciones religiosas. En algunas de ellas, meditan a la medianoche, y también en las primeras horas del día . Una persona que estaba escuchando, preguntó al monje: ¿No se quedan dormidos? Sí, por supuesto, algunos se quedan dormidos, ya sea que sus ojos estén cerrados o no, porque el cuerpo y el cerebro no pueden soportar el cansancio. Cuando esto ocurre, un monje con más antigüedad, pasa cerca de los culpables y les da una palmada. De esta manera forzada, ¿puede alguien meditar? ¿Puede algún movimiento creativo tener lugar bajo la compulsión?. Supongamos que un maestro le dice a un cantante: Debes ser creativo. Si no, te voy a pegar. ¡Está intentando lo imposible!
Las compulsiones internas son mucho más sutiles, y el condicionamiento es una compulsión interna. Debemos vivir con esto. El condicionamiento implica modalidades establecidas de pensar, sentir, y actuar. Nada aflora natural y espontáneamente de una mente condicionada, porque ésta se delineó un patrón, se estableció un programa. Vamos a tomar dos ejemplos que son fáciles de comprender. Luz en el Sendero sugiere que un problema como la ambición se puede reconocer y tratar mientras es obvio, pero cuando parece haber terminado, puede reaparecer de una manera sutil, y es entonces cuando uno fracasa en reconocerlo. Las formas sutiles del condicionamiento son difíciles de comprender. Por lo tanto consideremos al condicionamiento de una manera más fácil y comprensible.
Una forma de condicionamiento a la que la mayoría de las personas adhieren es la idea del logro. Toda la sociedad, los padres, los maestros, los vecinos, los amigos, la atmósfera total del pensamiento del mundo, está diciendo llega a algún lugar. La vida se equipara a los logros. Se cree que la vida no tiene significado sin ellos. La gente que parece estar más desarrollada moral o espiritualmente, puede desdeñar la persecución de objetos materiales, pero persiguen resultados en otros campos. El logro es un estado de la mente que quiere llegar a algún lugar, llegar a ser algo, o conseguir algo, ya sea material, moral o espiritual. Si vivimos pensando que no tenemos nada que lograr, ningún nuevo estatus o posición que alcanzar, ninguna versión mejorada de uno mismo para modelar, la mayoría de nosotros diría: ¿Pero entonces qué voy a hacer?, ¿para qué voy a vivir?
El primer verso del Bhagavad Gita que describe al sabio de mente equilibrada (cap.2) habla de renunciar a todo deseo. Esto no significa tan sólo renunciar al deseo por todos los objetos, materiales o espirituales. Cuando todos los objetos conocidos se agotan, otros tantos nuevos pueden aparecer. Una persona que parecía haberse apartado de todas las lujurias de la carne para siempre, puede de pronto caer en la tentación, según se ilustra en la historia de Visvamitra. La mente debe estar libre, no sólo del deseo por cualquier objeto imaginable, sino del deseo en sí mismo. Cuando el principio del deseo no influencia la mente, ésta se encuentra en un estado totalmente diferente. Todas las grandes enseñanzas espirituales enfatizaron este punto. La primera regla en Luz en el Sendero es categórica: Mata la ambición, lo que significa que la ambición debe terminar completamente. Muchos maestros orientales describieron el océano de la transformación en el que la gente se está ahogando. Krishnamurti expuso nuevamente esta antigua enseñanza cuando trató el tema de la psicología de la transformación que está profundamente arraigada en la psiquis humana. A algunos les gusta pensar en la sustitución de objetos más elevados por otros de más bajo nivel. Para una persona que piensa de esta manera puede ser el mejor camino, pero no lo es para el desarrollo de la mente creativa, que sólo es posible cuando no existe el condicionamiento, cuando no existe nada de lo viejo.
Otra forma universal de condicionamiento es la búsqueda de placer. Desde el preciso momento en que confundimos acción con logro, estamos mezclando el placer con el deseo de placer. El placer es natural: a través de los sentidos experimentamos la vida, y experimentar la vida, es placer. Pero perseguir el placer es diferente. En toda búsqueda existe siempre algo de lo viejo. Cuando experimentamos algo, la mente dice: lo quiero repetir, o quiero una versión mejorada. Nuevamente, tengamos en cuenta que el placer pertenece a los sentidos y es material, como así también psicológico, y la palabra placer tiene varios sinónimos. Es el deseo de bienestar. Mata el deseo de bienestar, afirma Luz en el Sendero. Este aspecto de la antigua enseñanza ha sido distorsionado y mal interpretado. Y la gente se flageló, pasó hambre y se torturó a sí misma para ser religiosa. El Buda firmemente aconsejó seguir el Camino del Medio, no tratar en forma cruel el cuerpo físico, ni tampoco satisfacerlo, que es la explicación más clara del Camino del Medio, una frase con un significado muy profundo. El deseo de placer es el deseo de seguridad, es el apego a la gente y a las circunstancias conocidas. La mente desea seguridad, bienestar y apoyo a través de algo conocido. Necesita un gurú a cuya túnica se pueda asir metafóricamente, alguien que tome la responsabilidad, que le proporcione protección. Todo esto es deseo de bienestar. El deseo de placer, de seguridad y de éxito son formas fuertes de condicionamiento y bajo esta compulsión, la mente no puede ser creativa.
Todos los que se preocupen por este tema deben profundizarlo cuidadosamente y examinar todas aquellas compulsiones que vienen de afuera, y darse cuenta que afuera no existe nada. Todo está adentro. Al citar a Krishnamurti, algunos podrán decir que los ceremoniales no son buenos. La gente se condiciona con las ceremonias. Si la mente está propensa a condicionarse, se condicionará con cualquier cosa, aun con las palabras de Krishnamurti. La libertad aparece cuando vemos el condicionamiento manteniéndonos en forma honesta y meticulosa en un estado de alerta vigilancia. Las ceremonias pueden condicionar a una persona convirtiéndola en dependiente de ellas. El hecho de pertenecer a la Sociedad Teosófica puede condicionarnos. Pero el dejar la Sociedad, o abandonar las ceremonias no van a impedir el condicionamiento. Solamente la vigilancia lo hace. Las trampas están en todas partes. A menos que la mente esté alerta, cae fácilmente en un patrón, en un hábito, en la acción mecánica.
Una mente creativa no debe ser atrapada por ningún patrón, nunca debe cargar con memorias pasadas. Tiene que estar muy vigilante, alerta, abierta. En ese estado de conciencia alerta, puede experimentar su propia profundidad, la cual se sugiere a través de dos aforismos bien conocidos de los Yoga Sutras. Si los patrones de actividad en la mente terminan (chitta-vritti), es posible redescubrir el ser real. Como dijo Shakespeare, Que tu propio ser se haga realidad . El condicionamiento que sigue un patrón, significa que uno no es uno mismo sino que está modelado por diversos factores. La mente creativa es prístina, serena, siempre abierta y alerta, y por lo tanto capaz de ser espontánea y original.
Por supuesto que uno tiene que utilizar la mente para tratar con cuestiones pragmáticas, pero en estos casos siempre permanece fresca. La frescura está adentro, no afuera. Algunas veces resulta útil realizar algunos ejercicios. Por ejemplo, cuando vemos una cara conocida, la mente rápidamente dice éste es tal y tal, y no mira más. Dejemos de lado lo viejo y miremos a la persona de nuevo, y uno ve la cara de una manera diferente. La familiaridad actúa como una pantalla. Cuando está abierto el canal para una observación nueva, ¡la mente adquiere gran energía! Una mente que está verdaderamente abierta, está abierta al universo entero, abierta a la gran mente del universo que es infinitamente creativa.
La literatura existente acerca de la Naturaleza nos informa en forma convincente sobre la inimaginable creatividad de la gran mente (Mahat). La mente humana que se encierra en el egocentrismo debe soltarse y dejar de buscar de modo que las potencialidades creativas que son interpenetrantes y universales puedan fluir dentro de ella. Aquel que no busca nada, puede así encontrar todo. Si penetramos en nuestro propio ser verdadero podremos descubrir el universo entero porque existe un sólo Ser.
Conferencia dada en el Congreso Teosófico de India del Sur, Adyar, abril 1966
La Libertad que necesitamos
N. Sri Ram
En este artículo Sri Ram hace un profundo análisis del significado de la libertad. El autor nos invita a examinar un tema tan común pero tan filosófico al mismo tiempo desde un punto de vista profundo y renovado. Este artículo fue escrito para la revista "The Theosophist" a principios de los años 60, pero por su frescura y vigencia parece escrito en nuestros días.
Existen dos clases de libertad: la libertad de que la gente habla generalmente y una clase distinta de libertad. Cuando un hombre está perturbado, quiere librarse de la situación que causa tal perturbación. Si me encuentro en una situación que no me agrada, mi reacción será salirme de ella lo antes posible. De modo que cuando hablo de libertad, se trata simplemente de una reacción a una condición particular, un deseo de escapar a esa condición. La libertad que se busca es parcial, en realidad no es libertad ya que la nueva situación tendrá también sus problemas. La otra clase de libertad a que nos referimos es la que está dentro del propio corazón, desvinculada de las condiciones externas. Si existe esta libertad interior se puede estar encerrado entre las cuatro paredes de una prisión, pero aún allí se experimentará libertad, que es realmente felicidad.
Durante las décadas pasadas ha habido un acrecentamiento de libertad social; esto es, libertad del individuo en relación con la sociedad. En muchas partes del mundo hay mucha más libertad para que el individuo viva su vida a su manera sin imposiciones de otros. Entre otras cosas, hay ahora más libertad para la mujer. Pero todo esto no impide el conflicto entre un individuo y otro. Tampoco borra los conflictos del propio corazón. Hay libre juego para todas las fuerzas que causan nuestro sufrimiento. Hay un armazón de orden en el propio individuo o en la sociedad, pero dentro de esa armazón hay caos y tanto dolor como libertad, porque pese a la libertad exterior, no experimentamos paz en la mente o felicidad porque ambas dependen de la libertad interna. Hay una libertad que se experimenta en el propio proceso de sí mismo, tal la que se expresa en nuestro pensamiento y sentimiento con respecto a la gente y a las cosas. Tomemos por ejemplo cualquier cosa que pueda molestarnos, hay una manera de pensar sobre eso que nos hace sentir mal, que da lugar a mayor pena, pero puede haber un modo distinto de apreciarlo, una actitud diferente, con la cual podremos experimentar paz y felicidad. Necesitamos percibir esta importante verdad en relación con todo lo que puede afectarnos.
Lo que llamamos felicidad o goce es, por lo común, una simple reacción o excitación. Es como el fuego en la hierba o en los matorrales que arde con rapidez reduciéndose enseguida a cenizas. Tenemos la terrible excitación de la guerra. Por supuesto que la guerra cosecha agonía y muerte, pero la mente humana está acostumbrada a mirar solamente lo que quiere mirar. De inmediato, está la excitación, luego la agonía. No miremos lo desagradable, aprovechemos la excitación. ¿No es ésta por ventura la actitud de la mayoría de nosotros con respecto a un placer inmediato, a un estímulo agradable? Necesitamos librarnos de todas las fuerzas internas que nos causan pesadumbre, que crean complicaciones y conflictos. Eso es lo que nos impide ver las cosas tal cual son. Solamente en un estado de libertad interior, que es la libertad de la conciencia humana frente a toda compulsión, sea ésta externa
o interna, puede haber libre albedrío.
ORDEN Y LIBERTAD
En un estado o sociedad, el individuo no puede ser completamente libre, porque tiene que considerar a los demás. Tiene que someterse a ciertas normas externas. No podemos decir: "soy libre, voy a conducir mi automóvil a contramano". Tenemos que actuar de acuerdo con una norma que exige conformidad general. El orden que aparentemente es algo opuesto a la libertad, es necesario en la vida. Donde no hay orden, hay anarquía. En un estado de anarquía o desorden, el fuerte domina al débil, de modo que la libertad que se puede disfrutar al principio, termina rápidamente. El hombre tolera cualquier clase de orden antes que al caos. Por esto cuando hay disturbios en un país se proclama un dictador que pronto se convierte en héroe. Y la dictadura mata la individualidad de la gente. El orden es necesario, pero el orden puede transformarse en tiranía.
El único objeto del orden tendría que ser el mantenimiento y promoción de la libertad del individuo sin que ésta sea en detrimento de los demás. Es en el individuo donde está la posibilidad de variación y progreso. Una nueva idea debe originarse en un cerebro individual. Necesitamos un orden mundial lo cual significa que debe haber una autoridad para controlar en alguna forma los procesos mundiales. Pero ese control tiene que ser ejercido de tal modo que, las culturas particulares de los diversos pueblos no resulten disminuidas o sofocadas en su individualidad.
Pero aún sin ningún control desde el exterior, perdemos libertad por un proceso de respuesta mecánica inconsciente a las cosas e influencias externas. Nuestras mentes se han ido organizando de acuerdo con el medio ambiente y a las influencias que éste ejerce. Verdaderamente sólo un hombre muy inteligente puede mantenerse ajeno a esas influencias. Cuando todos los que nos rodean quieren la guerra es en extremo dificultoso no ceder a ese impulso y unirse a los que claman por el movimiento bélico. Pero el Adepto o el Ser liberado mantienen su integridad sean cuales fueran las circunstancias. Liberarse de la presión del medio, de las influencias que nos rodean, esa es la verdadera libertad.
Soy hindú de nacimiento, mi pensamiento está de acuerdo con las ideas hindúes, pero si hubiese nacido en un país musulmán, sería probablemente un devoto musulmán que juraría por el Corán. Si hubiese nacido en Rusia podría haber sido un comunista. Cuando la mente se modifica de cierta manera, sólo puede actuar de acuerdo con el factor modificador y no de otro modo. Si una persona tiene una actitud mental e ideas encuadradas dentro del catolicismo romano, puede poseer un claro cerebro y argumentar con brillante erudición, pero todo el movimiento de su mente se maneja dentro de esos límites bien definidos. Debemos darnos cuenta de que todos estamos influenciados en mayor o menor grado. Las mentes de todos nosotros operan bajo severas limitaciones. Tal vez no lo percibamos porque estamos acostumbrados a esas limitaciones y hasta las apreciamos. El hombre que ha estado largo tiempo en la cárcel no tiene deseos de abandonarla. Las paredes de la prisión son familiares para él. El amplio mundo exterior le resulta extraño y prohibitivo. Siente que hay una cierta seguridad en su prisión con la disciplina que allí existe. La verdadera libertad consiste en estar exento de limitaciones, sean las que fueren las condiciones externas.
EL ESTADO ORIGINAL
Cuando la mente está por completo libre de limitaciones está en su estado original, sin modificación alguna, no en un estado en que se han implantado firmemente varias ideas, donde se ha levantado un armazón o mecanismo rígido. Es el estado original de conciencia, lo que llamaríamos su naturaleza básica, que es precisamente expansión pura. Para emplear un término científico, es un continuo puro. Es un estado de sensibilidad como un espejo perfecto, sin la menor tendencia a la distorsión. Si se logra tal estado de la mente, no se necesita que nadie tate de definir la verdad porque el espejo refleja todo lo que existe tal cual es, sin la menor coloración, distorsión o ilusión. Esta es una verdad que puede ser percibida por cada cual por sí mismo. Esta cualidad de poder reflejar todas las cosas internas puede llamarse negativa ya que implica una condición de quietud, pero eso no significa que uno no pueda pensar. Pensar involucra la creación de imágenes. Pero es posible pensar sin alterar ese estado fundamental, esto es, pensar de acuerdo con la verdad de las cosas.
Todos estamos, y démonos cuenta de ello, en un estado más o menos fuera de lo natural. Nos hemos vuelto artificiales en muchas cosas. El mundo ha resultado demasiado para nosotros. Nos ha conformado a su propia imagen, pero es en el estado natural original que se encuentra esa verdad que llega sin ser buscada y esa felicidad que fluye desde adentro. Es la experiencia del propio fluir de la vida. No se busca la felicidad, ni siquiera se piensa en ella, pero se vive de una manera que de por sí entraña felicidad. No depende de nada exterior. En ese estado se ayuda, pero no se dice: "voy a ayudar a tal persona", sino que se ayuda espontáneamente porque eso sale en forma natural. Uno es, entonces, uno mismo y no trata de ser otra cosa.
Este estado de libertad interna es la meta, el destino de todos los seres humanos. Es la recuperación de nuestra propia naturaleza, y solamente podemos lograrla mediante un cambio que llega si prestamos atención a nuestros propios pensamientos, sentimientos y acciones sin que los mismos constituyan motivo de preocupación para nosotros. A medida que realicemos esto, comprobaremos que nos volvemos cada vez más objetivos hacia lo que ocurre. Este estado de objetividad es el estado de la verdad. La conciencia pura no se ve arrastrada al pasado ni sueña en un futuro que es simplemente un reflejo de aquel pasado. El punto focal, la punta de flecha de la conciencia, en el momento actual puede prestar atención a todas las cosas que tiene ante sí. Sin inhibiciones, sin urgencias de previas experiencias, desentendida de las cosas que le rodean, la conciencia puede conservar su equilibrio y libertad, reteniendo de este modo su pureza. Esta es la libertad que realmente necesitamos. Cuando la obtengamos encontraremos en ella la verdadera moral, la virtud y muchas otras cosas. También estará allí la verdad. Esta libertad interna es la madre de todas las gracias.
Publicado en la revista "EL TEOSOFO" (Argentina), en septiembre de 1963.
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¡Oh Vida Oculta!
Joy Mills
Joy Mills hace un profundo análisis y reflexión acerca de la conocida invocación escrita por Annie Besant "Oh Vida Oculta ..." para estimular el reconocimiento de la Unidad de la Vida.
Un día, a comienzos de 1923, la Dra. Annie Besant, entonces Presidente de la Sociedad Teosófica, escribió algunas líneas que desde entonces se han hecho familiares a los miembros de todo el mundo, han sido traducidas a varios idiomas y, ciertamente, se han vuelto parte casi indispensable del vocabulario de todo teósofo. Las palabras se han puesto en música, salmodiadas y cantadas, y pocas reuniones de la Sociedad realizadas desde ese año han comenzado sin la recitación de estas palabras. En todas las Convenciones Internacionales los sucesivos Presidentes de la Sociedad han inaugurado las actuaciones con la recitación antifonal de lo que ha llegado a conocerse como la "Oración Universal" o "Invocación Universal". Simple en extremo, las palabras poseen el mágico poder de un mantram:
Oh Vida Oculta que vibras en cada átomo;
Oh Luz Oculta que brillas en cada criatura;
Oh Amor Oculto que todo lo abarcas en la Unidad;
Que cada ser que se sienta uno Contigo,
Sepa, que por lo tanto es uno con todos los demás.
Estas palabras se han vuelto tan familiares que tal vez su significado y profundidad de sentido se nos han escapado. Cuando nos habituamos a alguna cosa, sea persona, situación o idea, revestidos del material de lenguaje, subsiste siempre el peligro de que lo tomemos por sobreentendido. En momentos de aflicción, aún tal vez pronunciemos las palabras aprendidas en nuestra niñez como simples oraciones de nuestra fe. Se sabe que la gente lo ha hecho tan automáticamente en momentos de crisis, que inclusive a ateos reconocidos se les ha oído pronunciar oraciones que ellos niegan conocer o recordar. Pero las palabras son preciosos y a veces frágiles vehículos, no sólo para el pensamiento sino para las aspiraciones del corazón; no sólo pueden transmitir significados mundanos que nos mueven y relacionan unos a otros, sino asimismo el hambre del alma y la belleza del espíritu en su penetración en esa magnitud que permanece por siempre indefinible y por lo tanto innominable.
¿Podemos vacilar, entonces, en examinar las líneas que la Dra. Besant legó a la Sociedad y al mundo? ¿Qué significados internos, qué realidades más profundas yacen detrás de las palabras mismas? ¿Hacia qué nuevas penetraciones podemos ser conducidos aún al pronunciar las palabras y decir las frases separadas? ¿Debemos llegar a atarnos a esas palabras simplemente porque proceden de esa alma heroica, Annie Besant? ¿Importaría si cualquier otro individuo hubiese servido como canal para su comunicación al mundo? Indudablemente, la constante repetición ha dotado al verso de cierto significado interior, una santidad, si así puede llamarse, pero la repetición puede asimismo embotar el espíritu, y las frases memorizadas pueden decirse con poca atención de mente o corazón.
Antes de examinar por lo menos algo del sentido interno de este verso, puede ser de interés notar su origen específico. En sus notas en "Desde la Atalaya" en "The Theosophist" de junio de 1923, la Dra. Besant escribió que estas líneas fueron impulsadas por un requerimiento de un número de miembros que estaban ayudando a organizar la "Campaña de la Fraternidad" en la India del Sur. Esta campaña fue inaugurada algún tiempo antes en Gran Bretaña y justamente entonces comenzaba en India. Su comentario continúa: "Yo escribí algunas líneas para repetición diaria matutina y nocturna, porque no sentía poder escribir una meditación, como me hablan pedido. Me parece que la meditación es una cosa muy individual, el trabajo de su propia mente sobre algún tema especial; lo máximo que pude hacer fue sugerir un tema. Aquí está, tal como a sí mismo se canta.. . " A continuación sigue el verso más arriba mencionado. Más adelante, ella añade, "Emite sucesivas ondas de color, vibrando hacia afuera desde la persona que habla, si se entona o canta rítmicamente, sea por la voz externa o interna, y si varios miles enviaran esto a sucesivas áreas, podríamos crear un efecto muy poderoso en la atmósfera mental"".
El hecho de que la Dra. Besant nos dice que el verso "se le cantó a sí mismo" a ella, puede indicar ciertamente que su verdadero origen yacía en un reino más profundo o elevado más allá de su propia mente consciente, tal vez de aquella Fuente a la que ella siempre dedicó su más honda y profunda reverencia y obediencia. Ciertamente debemos convenir en que las palabras como ellas las dió, son de una tal belleza y alcance majestuoso que cualquier alteración o modificación sería impropia. El efecto, tanto en el medio ambiente circundante o comunidad, como en el individuo que pueda estar recitando las palabras mientras el verso es recitado o cantado, sólo puede ser conjeturado, aunque muchos atestiguan su eficacia al producir una paz interior y aún una verdadera curación.
Volviendo ahora al verso mismo, lo consideraremos frase por frase, sugiriendo algunos de los significados latentes en él. Primero, "Oh Vida Oculta que vibras en cada átomo…" La pregunta inmediata que surge es: ¿Por qué oculta? ¿No está en evidencia en todo lo que hay alrededor nuestro? ¡De seguro que la Vida no está oculta! Pero a lo que se refiere aquí, lo que se invoca, debe estar más allá o sobre lo obvio. El Dr. I. K. Taimni en su trabajo Vislumbres en la Psicología de la Yoga, nos recuerda que "La Realidad última existe sólo en lo Por Siempre Inmanifestado y es el origen de todas las realidades relativas que puedan hallarse dentro del reino de la experiencia humana. . ."
Por lo tanto, el principio más elevado está presente en todas partes y sin embargo más allá de toda existencia: es realmente la "vida oculta", la que sustenta toda manifestación. Inherente dentro de esa Realidad está su propio dinamismo, por así decir, haciendo posible la producción de todas las cosas, todo lo existente, porque en el corazón de la Realidad está el pulso vibrante de la creación. Sin ello, nada puede ser. Es omnipresente y contiene dentro de sí mismo el poder de resonar a través de todo lo que es y siempre será. Y esa potencia está encerrada en cada átomo, en cada elemento del universo manifestado. Ciertamente, "vibra en cada átomo". Así, la naturaleza toda late con el ritmo del Eterno Uno, oculto por siempre, pero conocido por sus incontables manifestaciones al convertirse el Uno en muchos y sin embargo permanecer por siempre Uno. Así, esta frase inicial es un llamamiento a ese principio eterno, inmanifestado, la Suprema Realidad que está al mismo tiempo más allá de los ciclos de manifestación y vibrando sin embargo por siempre a través del universo manifestado. En términos de consciencia humana es una invocación a ese Atman que está oculto en nuestra misma naturaleza, tan presente aquí en lo físico como en su propio nivel, porque su resonancia vibra a través de todos los átomos, de todos nuestros vehículos, portadores de ese Atman de Buddhi a lo físico.
"Oh Luz Oculta, que brillas en cada criatura…" Nuevamente preguntamos: ¿Por qué oculta? Si hay una luz que brilla en cada criatura, seguramente esa luz podría observarse. La verdadera naturaleza de la luz es que brilla, por lo cual puede verse. La luz irradia al exterior, pero se nos exhorta a invocar una luz oculta, una luz que brilla interiormente, pero que no se irradia al exterior de una manera visible.
De manera que un significado más profundo debe estar implícito en las palabras. La Realidad Una, cuando se manifiesta, puede decirse que se convierte en Luz. Es esta luz interna de la Suprema Realidad, de Ishvara, la Deidad manifestada que está presente en cada criatura. La Vida se ha convertido ahora en luz. Su vibración real brilla ahora con dinamismo interno. En el hombre, Buddhi -la luz del alma- está ahora unido a Atma, lista para expandirse hacia afuera en actividad.
Es esta luz la que debe iluminar toda la naturaleza del hombre. Es esto lo que hace posible la consciencia, una luz que está oculta porque no es objetiva para la consciencia sino de la misma naturaleza de la consciencia pura misma. Y esa luz está presente, brillando a través de cada átomo en el espacio.
"Oh Amor Oculto, que todo lo abarcas en la Unidad…" De la polaridad de Vida y Luz, ahora nace allí la actividad creativa, el Amor. Dondequiera que haya polaridad, la relación entre los polos surge a la existencia, y la más pura de todas las relaciones, la relación que no está manchada en manera alguna por ningún objeto de apego o repulsión, es la relación de Amor. A esto podemos llamarle la "cola" yacente que mantiene unidas todas las cosas manifestadas, todas las partes del universo, todos los elementos que aparecen con la manifestación, de manera que es el Amor que "todo lo abarca en la Unidad". El Uno se ha convertido en muchos, de la unidad ha surgido la multiplicidad. Sin embargo, por mucha que sea la multiplicidad, toda está contenida en el abrazo de esa pura relación que surge cuando la Vida y la Luz irrumpen en la existencia, esa relación de Amor. El Amor yace en el corazón mismo del proceso creador. Por ello, es el principio de conformidad a la ley universal que fundamenta la evolución. Oculto, pues, en el corazón de lo múltiple se halla el Amor que une lo mucho en la totalidad del Uno.
Esta es la ley y el cumplimiento de la ley, conduciendo todas las cosas a su perfecto equilibrio, ya que cualquier cosa que sucede en cualquier parte del universo, repercute en todas partes. No existe autoridad externa, ninguna deidad extracósmica que pese en los platillos de la balanza de la justicia. El Amor está en el corazón del universo y produce el equilibrio, porque todo lo que se halla en el universo está contenido en su abrazo. También aquí está el principio creativo: Atma-Buddhi unido a Manas, vuelto ahora hacia la periferia en el gran viaje involutivo-evolutivo. Manas o actividad creadora, es verdaderamente el amor en acción. La mente, inspirada por la intuición, abarca el universo, percibiendo todas las cosas colmo realmente son. La mente capaz de fragmentar lo Real ("matar lo Real"), para asir o comprender su naturaleza múltiple, puede conducirse asimismo a una condición de quietud en la que las modificaciones del principio pensante han cesado. En esa condición, la percepción, el conocimiento, está indiviso. El estado íntegro de la consciencia abarca todo en la unidad.
Las tres primeras frases del mantram nos recuerdan la gran triplicidad de la Realidad Suprema: Vida, Luz y Amor. Pero esta triplicidad está oculta, porque no es objetivamente conocida, sino más bien subyace en el proceso entero de la manifestación. Es "oculta" porque la mente sola no puede captar su esencialidad ni puede experimentarse a través de los instrumentos de los sentidos. Como señala el Dr. Taimni en el trabajo arriba mencionado, "De acuerdo a la filosofía Oculta, hay un método para conocer la Realidad. . . y este método consiste en suprimir completamente las modificaciones de la mente." Ese método, por supuesto, es yoga. Luego, continúa el Dr. Taimni, "la consciencia individual se libera del velo que separa la consciencia individual de la consciencia universal y conoce esta Realidad directamente al ser una con la misma."
En las primeras tres líneas de nuestro verso invocamos la triple naturaleza de la Realidad Una, y en esa invocación podemos cumplir una suprema yoga de auto-realización. Se nos llama la atención hacia el sublime hecho que, subyacente al hombre y al universo está esa Realidad Una en su triple aspecto de Vida, Luz y Amor. Su comprensión yace en un reino más allá de la mente, pero al evocarla, traemos esa Realidad al conocimiento directo, a nuestra consciencia atonada y armonizada con el Uno. Las últimas dos líneas del verso afirman esta comprensión.
"Que cada ser que se sienta uno contigo". El uso de la palabra "contigo", indica que la triplicidad de Vida, Luz y Amor, es ciertamente Uno, la Suprema Realidad Una. Nótese, sin embargo, que el énfasis recae primeramente sobre "sienta": ¿qué es el sentirse uno con lo Supremo? Sentir su penetrante conocimiento; conocimiento sin pensamiento perturbador, sin influencia perturbadora alguna. Es un conocimiento que es total, que nos domina, que se apodera de nosotros total y plenamente. Tal vez pueda compararse al momento de dolor que se siente cuando se tropieza con el dedo del pie contra un pilar de piedra; en ese momento no hay otro conocimiento más que ese dolor.
Ni aún el pensamiento se introduce en el momento agudo del impacto; solo más tarde diremos, "yo, tropecé con el dedo del pie o "sentí dolor en el dedo". El sentido que debe sobrevenir, ser afirmado, en la realización de la unidad, es tal: total, entero, completo, sin análisis o razón o deducción lógica. Solamente en tal condición puede surgir el verdadero conocimiento. En un sentido, esta facultad de "sentirse como uno Contigo", puede describirse como el dolor de unidad, el peso de la unidad, que todos debemos soportar, si conociéramos la realidad de la vida misma. En otros palabras, no es un sentimiento selectivo: yo me sentiré uno contigo, pero no con aquella otra persona; yo me sentiré uno con un árbol pero no con una víbora, etc. Cuando decimos "Que cada ser... ", estamos invocando en nosotros mismos una consciencia que no tiene divisiones ni barreras; es una consciencia inspirada sólo por la Vida, la Luz y el Amor, siendo, por ello, pura, total.
Más allá de ese agudo conocer del "sentimiento", debe seguir el conocimiento. "Sepa que él es, por consiguiente, uno con todo lo demás". Así el mantram concluye con una afirmación de certeza de conocimiento. El hombre no sólo ha de sentir, debe conocer. Esta es la amplia carga de la "auto" consciencia. Pero es un conocimiento que no es simplemente una suposición, una opinión, una idea, una creencia que puede alterarse cuando aparece alguna otra noción. Es más bien un acto consciente que nace porque hemos estado sumidos en una consciencia que era
entera, indivisa, total y prístina en su naturaleza. Como consecuencia del contacto con esa consciencia, de ese conocimiento no verbal que somos 'Uno con la Realidad Universal, que verdaderamente somos Atma-Buddhi-Manas, debemos saber, ser completamente conscientes de nuestra unidad con todas las otras unidades de la vida que están igualmente comunicadas con la Realidad, vibrando con ella, brillando con ella y abarcada por ella.
En algunas versiones del mantram, la palabra "también", ha sido substituida por las palabras "por consiguiente", pero puede notarse que en la versión original de la Dra. Besant se usan las últimas. Hay una diferencia sutil pero muy definida entre las dos palabras. "También" es una palabra aditiva, significa agregar a, esto más aquello, etc. "Por consiguiente" comprende la connotación de subsecuente sobre, como resultado de; no es aditiva. Seguramente el objeto del mantram es la comprensión de que cuando el sentimiento de unidad está presente, un reconocimiento de la unidad con la Realidad Suprema que es Luz, Vida y Amor, entonces, inevitablemente sigue a ese reconocímiento la comprensión que uno está inevitablemente unido con todas las demás criaturas. Porque, ¿cómo puede el hombre ser uno con lo Supremo y permanecer separado, distinto de todos los demás que están igualmente enraizados en la Realidad Una?
Muchos significados más pueden ser descubiertos en este magnífico verso que la Dra. Besant nos ha legado. Es verdaderamente una reafirmación del total proceso creativo en el que nosotros -y la vida toda- estamos sumergidos. Una reafirmación que está dentro de nuestro poder, como unidades autoconscientes de vida, la facultad de percibir la vida, total y espléndida. Esta es la visión que podemos esparcir resplandeciente sobre el mundo entero; la visión a la que podemos dar alas, voz y forma. Es una visión que podemos volver a crearnos cada vez que cantamos el mantram y así, volver a crear nuestro mundo, transformar nuestro mundo. Solamente esta visión puede efectuar una consciencia nueva en el mundo, una consciencia de ¿unidad, de fraternidad, de paz y armonía de totalidad y santidad. Cuando repetimos estas pocas y simples líneas, solos o en grupo, invocamos a la Realidad Una que se manifieste nuevamente, y esto seguramente es para hacer total y sagrado todo lo que existe en el universo alrededor de nosotros. No podría ser realizado ningún acto más maravilloso.
Interpretando la Doctrina Secreta
Joy Mills
Conferencia dada en el Congreso Europeo, Agosto 1988.
Publicada en The Theosophist, Octubre 1988, posteriormente traducida al castellano y publicada en Sophia, revistas oficiales de la Sociedad Teosófica.
En el volumen del Índice de la Edición de 1978 de LA DOCTRINA SECRETA, edición preparada por Boris de Zirkoff conservando la paginación original de los dos volúmenes publicados en 1888, unas 30 páginas están dedicadas a una enumeración de títulos derivados de la obra clásica de Helena P. Blavatsky (HPB) y de los numerosos temas de los que trata, o de comentarios sobre la misma. De Zirkoff al proporcionar una bibliografía tan seleccionada explica en su prefacio que "Una faceta integral del crecimiento espiritual es el desarrollo de la facultad del discernimiento" y que, por consiguiente, el estudiante que investiga cualquiera de estos títulos reseñados, obras que por su naturaleza lo mismo son comentarios que interpretaciones, debería "recordar que, si bien hay muchos enfoques de las enseñanzas, ellas de por sí son de una naturaleza única y de un alcance universal que se mantiene inamovible sea cual fuere la presentación".
Durante los cien años desde que aparecieron estos volúmenes únicos, evidentemente, se han realizado muchos planteamientos para su estudio. Los estudiantes de la filosofía esotérica, inevitablemente, han desarrollado sus propias interpretaciones y comprensión de los conceptos y principios universales enunciados en LA DOCTRINA SECRETA. Cada generación de estudiantes ha expuesto la sabiduría eterna de la doctrina teosófica en su propio lenguaje, el lenguaje de la época en que cada generación se ha nutrido. Algunos han buscado adaptar la tradición de la sabiduría al pensamiento contemporáneo, mientras que otros quisieron encajar el conocimiento contemporáneo en la estructura más amplia de los principios universales presentados por HPB. Incluso aquellos que han dicho que no hacían ninguna interpretación de la enseñanza, sino que la presentaban en su prístina condición deben reconocer que todos nosotros, en cualquier lugar, estamos sujetos a la perspectiva de la comprensión engendrada por nuestra cultura y nuestra educación.
Cuando hace 100 años HPB escribió su obra, estaba ineludiblemente ligada al lenguaje del que disponía, así como a su propia comprensión de la filosofía esotérica en la cual había sido entrenada. Debemos recordar, además, que muchas de las ideas que entonces se presentaron al mundo occidental, en lenguaje occidental, se daban de esa manera por primera vez.
Muchos términos que desde entonces se han convertido en familiares para nosotros, incluyendo palabras que han encontrado cabida en el uso general de la lengua inglesa, fueron introducidos hace un siglo para indicar conceptos entonces totalmente desconocidos para las mentes occidentales. Unos años antes de que se publicara LA DOCTRINA SECRETA, en el curso de aquella remarcable correspondencia entre A.P.Sinnett y los mismos adeptos que instruyeron a HPB uno de estos maestros explicó claramente: "Convengamos que con palabras...nuestros propios términos son casi intraducibles ...". Sin embargo, la conveniencia de los términos no se había establecido aún en la época en que HPB estaba embarcada en su obra cumbre.
Los primeros comentarios sobre LA DOCTRINA SECRETA hablan del problema de la comprensión de la terminología con la que HPB revistió los principios fundamentales de la Sabiduría-Religión, tal como ella se refería frecuentemente a la tradición esotérica. La Sra. Annie Besant, por ejemplo, en la reseña de los dos volúmenes publicada en el número del 25 de abril de 1889 de la "Pall Mall Gazete", habla francamente de la necesidad que tenía el lector de la obra de HPB, de adquirir "cierta actitud mental", puesto que, obviamente, la obra trataba de ideas desconocidas y aparentemente ajenas a la mente occidental. Además ella añadía que en una época en que la ciencia ya se había convertido en el lenguaje del mundo occidental, esa parte de los volúmenes que trataba de la relación entre la ciencia y los conceptos eternos de la tradición de la sabiduría, sería la más atrayente para el lector en general, mientras que la parte inicial sobre la evolución cósmica presentaría no sólo dificultades, sino incluso que sería rechazada por muchos. Al describir esa sección inicial del volumen I como "un tratado metafísico donde el cerebro hindú, el más sutil y el más místico de todos los organismos mentales interpretando la Existencia y los orígenes de los seres en una forma en que ningún intelecto occidental puede rivalizar", la Sra. Besant añadía: "por lo que se refiere a la metafísica, existe la sensación de la incapacidad del lenguaje, de las contradicciones en las que la mente se ve envuelta cuando se esfuerza por alcanzar la siempre escurridiza finalidad de la existencia. Por más flexible y sutil que pueda ser el matiz de su significado en sánscrito, nuestras lenguas occidentales tropiezan con una exasperante confusión en medio de las formas y no formas intangibles de la Cosa en Sí, y cuando se llega a simbolizar la existencia como un círculo sin límite, usando una palabra que implica limitación, y que está vacía de significado sin ello qué podemos hacer salvo admitir que hemos traspasado la región en la cual el lenguaje es útil para trasmitir conceptos, y que ante el misterio de la existencia el silencio es más reverente que la expresión auto-contradictoria?
Durante años, desde la época de HPB, los estudiantes anhelosos de comprender los elevados principios del Ser y de la Existencia, no se han mantenido en silencio, como bien sabemos, ni probablemente lo harán las generaciones futuras. Puesto que cada hombre habla el lenguaje de su época, trazando sus metáforas del significado del mundo que es capaz de llegar a conocer, las interpretaciones y los comentarios continuarán exponiéndose. Y nosotros aplaudiremos todo esfuerzo sincero para expresar a la comprensión individual, porque cada explicación que se intenta sinceramente desde una visión interna y desde el logro del conocimiento de vanguardia, revelará nuevas facetas del significado y nos llevará a profundizar en nuestra búsqueda por la total comprensión de esos magníficos principios cuyo sentido completo nunca puede ser posible para la mente limitada.
Desgraciadamente, el material publicado de los debates directos con HPB terminan en ese punto, aunque existe alguna evidencia de que hubo reuniones posteriores de la Rama Blavatsky a las cuales asistió HPB y en las que continuó respondiendo preguntas. De cualquier modo, todavía son accesibles para los estudiantes las "Transactions of the Blavatsky Lodge", una valiosa fuente para la comprensión de algunas partes importantes de la primera parte del Volumen I.
La segunda fuente importante para la comprensión de las propias recomendaciones de HPB para el estudio de LA DOCTRINA SECRETA, son las notas recogidas por el Comandante Robert Bowen que participó en las clases que ella impartía a sus discípulos particulares durante los años 1888 hasta 1891 (notas que de hecho fueron presentadas por Bowen a HPB para su aprobación y que están fechadas el 19 de abril de 1891, apenas tres semanas antes de su muerte, el 8 de mayo. El comentario de Bowen respecto a sus notas vale la pena citarlo: "He leído este testimonio de su enseñanza a HPB, preguntándole si merecía su aprobación. Me ha llamado tonto cerebro obtuso por imaginar que nada pueda jamás ser expresado adecuadamente en palabras. Pero sonreía y movía la cabeza al mismo tiempo, y dijo que en realidad yo lo había conseguido mejor de lo que otro cualquiera lo hubiera conseguido jamás, y mejor de lo que ella misma pudiera conseguirlo".
Básicamente podemos decir que tanto las notas de Bowen (publicadas con el título de Cómo estudiar Teosofía), como los debates en la Rama Blavatsky se centran en la clarificación del significado de términos, conceptos, palabras en los volúmenes, junto con las propias ideas de HPB sobre como podría proceder el estudiante si quería conseguir una comprensión global de la obra. Un punto de las notas de Bowen, debería ser particularmente recordado porque indica que HPB a veces daba incluso a las palabras inglesas un significado específico. Por ejemplo, Bowen hace referencia a su utilización de la palabra tan corriente "mundo" la cual, dice él, ella utilizaba para indicar "El Hombre que vive en la Naturaleza Personal", añadiendo "Esta palabra 'mundo', encontrará en los dos volúmenes de LA DOCTRINA SECRETA toda la máxima comprensión que pueda alcanzar pero no más. Pero esto no es decir que el discípulo que no viva en 'el mundo', no pueda descubrir más en el libro de lo que el 'mundo' encuentra.
También deberíamos estar atentos al comentario de Bowen de que HPB daba por sentado que otros podían encontrar en estos volúmenes un conocimiento que ella misma no poseía. Como Bowen afirmó: "Ella nos está diciendo, sin duda, que no nos quedemos anclados en ella como autoridad final, ni en nadie más sino que dependamos completamente de nuestras propias e ilimitadas percepciones".
Dos de sus estudiantes parecen haber hecho, precisamente, lo que ella sugería, dependiendo de sus propias "ilimitadas percepciones" para comprender la doctrina que ella había presentado, HPB se refirió a sus esfuerzos en un fascinante artículo en su periódico LUCIFER, del mes de Junio de 1890 con el título de "Ideas equivocadas sobre LA DOCTRINA SECRETA" (publicado de nuevo en los COLLECTED WRITINGS, Vol. XII pp. 232-7). En ese artículo, HPB nos dio a todos nosotros una clave para la tarea que cada estudiante serio debería emprender: "¿No es razonable pensar que una obra que compara docenas de filosofías y alrededor de media docena de las religiones del mundo, una obra que tiene que poner al descubierto las raíces con las mayores precauciones, ya que sólo puede indicar los brotes secretos aquí y allá, no pueda ser comprendida al leerse por primera vez, ni siguiera después de varias veces, a menos que el lector elabore por sí mismo un sistema para ello?" Que esto pueda hacerse y que se hace queda demostrado por los "Dos Estudiantes de la E.E." ... Ellos están ahora sintetizando LA DOCTRINA SECRETA y lo hacen de la manera más lúcida y comprensiva. (...) Ellos no han comprendido más que cualquier otro esa obra inmediatamente después de haberla leído. Pero siguieron insistiendo seriamente. Se hicieron un índice para ellos mismos, clasificando el contenido en dos partes: la esotérica y la exotérica. Y habiendo logrado este trabajo preliminar, presentan ahora la primera parte ante los lectores con todo detalle, mientras guardan la otra parte para su propia instrucción práctica y su propio provecho. ¿Por qué no hace lo mismo cada estudiante serio de Teosofía?".
Bajo el título de "Theosophical Gleanings" (Miscelánea Teosófica) la obra de los dos estudiantes a los cuales HPB se refería se publicó en LUCIFER entre marzo y septiembre de 1890. En 1978 los artículos se publicaron en forma de folleto con el mismo título por la Thesophical Publishing House de Wheaton. Aunque no tenemos los comentarios de HPB sobre los esfuerzos de estos dos estudiantes cuya identidad no se publica, sólo podemos asumir que ella revisó su interpretación hasta que la consideró apta para que ellos publicaran la síntesis de las enseñanzas en su propio periódico durante el último año de su vida.
Antes de dejar de lado la primera categoría de las tres direcciones tomadas por los estudiantes al investigar los significados a descubrir en estos extraordinarios volúmenes, hay una obra que merece una mención especial por su exposición única y clarificada de las doctrinas de la filosofía esotérica. Se trata del libro del desaparecido Geoffrey Barborka, THE DIVINE PLAN, publicado en 1961 y que, desde entonces, constituye una de las herramientas más valiosas para el estudiante que desee conseguir una visión comprensiva de las enseñanzas expuestas por HPB. La espléndida adaptación de Barborka de las "doctrinas" que hicieron que la Tradición de la Sabiduría proporcione una clave del por qué, el cómo, el qué, de dónde y a dónde conduce la evolución humana dentro del modelo cosmogónico más grande que HPB elucidó. Se explican los términos, se definen las palabras sánscritas y se dan las referencias específicas. Prácticamente, el estudiante que empieza se ve ayudado para percibir el orden y el designio que subyace en la masiva obra de HPB, porque Barborka fue, con toda seguridad, uno de los que emprendieron el trabajo con la más absoluta seriedad, utilizando la frase de HPB para clasificar los contenidos de su magnus opus.
La segunda dirección que los estudiantes han tomado en la investigación de la doctrina ha sido centrarse en una u otra área del estudio especializado, lo mismo para investigar las muchas referencias sobre el tema a través de los dos volúmenes de la obra de HPB, que para comparar su exposición y los principios expuestos con el pensamiento contemporáneo. Como resultado se ha obtenido una rica literatura de los esfuerzos de los numerosos estudiantes que trabajaron a lo largo de estas dos tendencias.
Mucha parte del trabajo del Centro de Investigaciones Teosóficas de Inglaterra, que una vez fue tan activo y que ahora, desgraciadamente, ha declinado, debe ser aceptado como siguiendo esta dirección, así como la mayor parte, si no todas, de las Conferencias Blavatsky dadas bajo el patrocinio de la Sección Inglesa.
Mi propia conferencia en esa serie, dada en 1978, puede servir de ejemplo de la dirección que han tomado muchos estudiantes, porque yo utilicé como tema para mi investigación aquella excitante y desafiante afirmación para el intelecto, de HPB en el Proemio del Volumen I, relativa a lo que ella llamó el factor esencial de la doctrina de la filosofía esotérica, aquella verdad esencial de que nuestro deambular humano debe ser auto-dirigido, que debemos conquistar nuestra inmortalidad y que debemos aceptar que somos seres auto-responsables.
Además de las muchas obras del fallecido E. L. Gardner, que debe ser considerado entre los "estudiantes de absoluta seriedad" de HPB debemos mencionar dos recientes publicaciones que se centran en temas específicos y que ayudan a los estudiantes a reconocer que pueden sondear siempre más profundamente en los conceptos de la filosofía para conseguir una comprensión tan convincente como sea posible de los principios esenciales presentadosen LA DOCTRINA SECRETA. En 1983 la Theosopphical Publishing House de Wheaton reunió en un solo volumen un trío de pequeñas monografías resultantes originalmente de las consideraciones del Grupo Científico del Centro de Investigaciones Teosóficas, publicadas bajo el título THIS DYNAMIC UNIVERSE y editado por Corona Trew y E. Lester. Esta obra se centra en la fuerza que podemos denominar el dinamismo del universo y al que HPB se refiere como Fohat. También se incluyen artículos y estudios que tratan del concepto de la ley universal.
La segunda publicación reciente sobre la cual me gustaría llamar la atención, como parte de este género de obras que tratan de áreas delimitadas de estudio, es la valiosa compilación de Adam Warcup, uno de los estudiantes contemporáneos más relevantes de los escritos de HPB. Su pequeña monografía publicada en 1986 por The Theosophical Publishing House de Londres, presenta un resumen de las enseñanzas sobre la evolución cíclica, proporcionando al estudiante interesado una excelente referencia instrumental sobre ese importante tema.
Finalmente, la tercera dirección que se toma, tal vez de alguna manera la más excitante de todas al investigar y al dar a conocer nuevo métodos de interpretación, se encuentra en los escritos que reinterpretan las notables Estancias en las que HPB basó su exposición de los procesos cosmogónicos y antropogónicos. Ella misma señaló el hecho de que hay siete claves para la comprensión de los principios fundamentales de la filosofía esotérica y afirmó claramente que una de esas claves está dentro del hombre mismo, desde el punto de vista de la naturaleza psicológica y espiritual. De acuerdo con esta indicación y aceptando que la misma estructura del universo es un "tejido psíquico", la fábrica de la conciencia, con el hombre como "principal prueba objetiva", utilizando un concepto científico contemporáneo, dos perspicaces estudiantes presentaron una reinterpretación de lo más remarcable de las Estancias de Dzyan en dos volúmenes titulados: EL HOMBRE, LA MEDIDA DE TODAS LAS COSAS y EL HOMBRE, HIJO DEL HOMBRE.
El primero de estos libros está firmada por los dos autores, Sri Krishna Prem y Sri Madhava Ashish, mientras que la segunda obra escrita principalmente y terminada después de la malograda muerte de Krishna Prem, lleva la autoría de Madhava Ashish solamente aunque él, en líneas generales, concede todo el mérito a la primitiva ayuda de Krishna Prem para las ideas contenidas en la obra. Estos dos comentarios escritos por dos ingleses que tomaron los nombres de Krishna Prem y Sri Madhava Ashish como seguidores del místico Sri Yashoda Mai, se basan en el concepto de que, usando sus propias palabras, "Las antiguas cosmogonías y los Mitos de la Creación eran en realidad afirmaciones de la naturaleza divina de todas las cosas, dando significado a la vida humana y validez a los códigos morales y sociales formulados sobre los modelos de lo que tiene que ser el hombre, o mejor dicho, de lo que debería llegar a ser. Las ESTANCIAS DE DZYAN representan esa afirmación". En estos dos libros tenemos una bella exposición, conmovedora y poéticamente escrita, de la profunda verdad de que en el hombre, en cada uno de nosotros, todos los elementos del universo han encontrado o encontrarán expresión, que en nosotros se encuentran todas las jerarquías de la naturaleza. A través nuestro fluyen todas las fuerzas creadoras del universo cuya tarea esencial es hacer avanzar la evolución cosmogónica por sí misma, alcanzando la autorealización. Tal como los mismos Krishna Prem y Madhava Ashish explicaron la cuestión: "Si hemos de leer correctamente el mensaje de las Estancias, es que este universo y todo lo que contiene no fue exhalado meramente para ser repelido. Visto en la verdad, es un ser radiante, la unidad de Dios expandida ante El en la malla del Tiempo y el Espacio. El estudio de esto es el estudio de nosotros mismos. El que experimenta el Todo es el Hombre. La Cosmogonía es la gran escritura del Hombre en los Cielos".
Sí, estudiar LA DOCTRINA SECRETA es realmente estudiarnos a nosotros mismos en nuestra totalidad, es comprendernos a nosotros mismos como autoresponsable y creadores conscientes, o más bien como co-creadores con ese Origen Unico del cual surge la existencia.
Para terminar, pues, como condiscípulos, compañeros y camaradas en el sagrado camino que conduce a la Sabiduría podemos expandir nuestras propias percepciones por medio de un intelecto cada vez más despierto y con un corazón cada vez más profundamente iluminado. Si somos fieles al mensaje de los volúmenes únicos de HPB, familiarizándonos con la "Doctrina" reconociendo que es "Secreta" para siempre, no tanto porque es oculta, sino porque su misma naturaleza intrínseca es inexpresable. Pero nuestro conocimiento siempre se expresará en nuestras vidas. El latir del pulso de lo Real está perfectamente unido a nosotros internamente y nosotros, como microcosmos, debemos reflejar fielmente el esquema cósmico creador.
Un sabio japonés, a medio mundo de residencia en el espacio y separado por los siglos en el tiempo, dijo: "No tratéis de hacer lo que hicieron vuestros antepasados, mejor es que busquéis lo que ellos buscaron". Evidentemente hay muchas interpretaciones y comentarios que representan el esfuerzo de un siglo lleno de estudiantes. Sin embargo, se ha hecho lo suficiente para proporcionarnos en los siglos venideros las bases para el estudio, la interpretación, y lo más importante, la experiencia de una sabiduría de la vida. Porque sea como sea que nosotros y las generaciones de estudiantes que nos sigan interpretemos las enseñanzas del mensaje esencial de la doctrina, éste es ahora, como ha sido siempre: vivir la vida si quieres llegar a la sabiduría.
Estudiar LA DOCTRINA SECRETA en su totalidad, ir creativamente al encuentro de sus verdades inmortales, es llegar a la obra con una mente abierta, un corazón puro, una inteligencia despierta y una percepción espiritual sin velos gradualmente, buscando lo que han buscado los sabios de todas las épocas: un conocimiento más allá de todo lenguaje y de toda creencia. Finalmente, es prestar atención al precepto dado por la misma HPB a sus estudiantes: "No me sigáis a mí, ni a mi Sendero sino al Sendero que os muestro y que conduce a los Maestros". El Sendero nos conduce también al corazón del Universo, al corazón de nuestros semejantes, al corazón de la Vida misma.
Publicado en la revista The Theosophist, en octubre de 1988.
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Señales por todas partes
Radha Burnier
Radha Burnier nos propone estar atentos a las diversas señales que la Mente Cósmica nos presenta en toda la Naturaleza.
A través del tiempo, mentes sensitivas han encontrado constante inspiración en las manifestaciones de la Naturaleza. Han aludido a lecciones que todo ser humano puede encontrar en la inagotable variedad de fenómenos y formas que nos rodean. Pero generalmente estamos ciegos a estas señales de la Presencia Divina que, de acuerdo con la tradición Islámica, se manifiestan por todas partes. Los que han leído a Shakespeare recordarán sus palabras acerca de encontrar "lenguas en los árboles, libros en los corrientes arroyos, sermones en las piedras, y bondad en todo". Como señaló un sabio Maestro en los primeros días de nuestra Sociedad, pueden tomarse indicaciones de dondequiera puesto que indicaciones son abundantes en la Creación.
Jesús también enseño a sus discípulos: "considerad los lirios, cómo crecen. No trabajan ni hilan". Hay muchas flores bellas y fragantes cuya sola presencia lleva felicidad a los que pasan. L. Schmithhausen, en su erudito trabajo sobre Budismo y Naturaleza, llama la atención sobre la opinión de que hay ejemplos de perfección espiritual, sin temor, libres de deseo, ira, amor a las posesiones y demás. A través de la Naturaleza la Mente Divina revela otros incontables esplendores. Jami, el místico Sufi, escribió: "Mi mundo se dotó de Belleza para exhibir sus esplendores en un millar de resplandecientes espejos." El físico David Bohm señala en su libro Totalidad y el Orden Implicado, que el orden y la belleza constituyen un aspecto fundamental de la Realidad. La Naturaleza manifiesta, aunque sólo parcialmente, la majestad y habilidad artística de esa Realidad en nuestro mundo de mente y percepción sensoria, en un vasto número de cosas con que nos ponemos en contacto en la Naturaleza. En su libro El Esplendor Aprisionado, Raynor Johnson escribió: "Debemos poner atención a algunos cantos de los pájaros, a la maravillosamente rica coloración de los papagayos, a los colores y figuras de los peces de aguas marinas profundas (donde prácticamente no hay luz) y también de las mariposas, y a la perfección de color y construcción de las plumas del pavo real.... A dondequiera que miramos en la Naturaleza vemos la evidencia de exuberancia artística más allá de la utilidad para sobrevivir." Tales manifestaciones nos inspiran para elevar nuestros ojos a lo que hay "más allá".
La Inteligencia inescrutable que dirige la evolución también se revela por todas partes. El bien conocido biólogo E.O. Wilson, especialista en entomología, particularmente el estudio de las hormigas, nos dice que ellas "reúnen comida, luchan con los enemigos, depositan basura y camaradas muertas en pulcros rimeros fuera de su guarida, y llevan a cabo algunas de las más asombrosas hazañas de ingeniería en el reino animal. ¿Cómo logran esto las colonias, cuando los cerebros de sus miembros individuales son tan limitados?.... Ninguno, parece, maneja las cuerdas de la colonia, por tanto ¿cómo consigue funcionar como un todo?" Con todo respeto por este eminente especialista podemos decir que algo ciertamente maneja las cuerdas de las colonias, y esa es la Mente Cósmica, la inteligencia del Universo. La evolución es un vasto movimiento que lleva a los seres vivientes hacia la perfección y al más elevado nivel de conciencia. En la etapa humana, nosotros tenemos el privilegio de observar y aprender hacia dónde vamos por las señales a nuestro alrededor que nos acercan a la celestial belleza, inteligencia y verdad.
Publicado en la revista The Theosophist, en noviembre de 2003
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¿Quién es el Maestro?
Joy Mills
Joy Mills nos invita a explorar la idea del Maestro y cómo se relaciona con nuestra propia conciencia interior.
En La Escala de Oro, la hermosa y concisa declaración dada a sus estudiantes por H. P. Blavatsky, dos de los peldaños contienen referencias al Maestro:
"un leal sentido del deber hacia el Maestro, y una obediencia voluntaria a los mandatos de la Verdad, una vez que hayamos puesto nuestra confianza en ella y creamos que el Maestro la posee"
Para el estudiante sincero que está tratando de guiar su vida por los preceptos dados a conocer por HPB, la pregunta surge inevitablemente: ¿Quién es el Maestro? Esta es una pregunta particularmente relevante en estos días, cuando la llamada "industria de los gurúes" produce un nuevo "modelo" casi todos los años. Antes de que uno pueda experimentar un leal sentido del deber hacia otra persona, y ciertamente antes de que podamos obedecer voluntariamente a los mandatos de la Verdad procedentes de la misma persona, uno necesita tener cierta seguridad de que esa persona es poseedora de la Verdad.
Entre los conceptos básicos presentados ante el estudiante de la filosofía teosófica, está la idea de que existe y ha existido a través de toda la historia humana, una jerarquía de Adeptos. Muchos que han leído la historia de la Sociedad Teosófica reconocen que los responsables de su establecimiento en el mundo atribuyeron sus ideales y los mensajes que debían entregar, a ciertos Maestros espirituales, Mahatmas, o Maestros de Sabiduría. En consecuencia, el estudiante de Teosofía, ascendiendo por los peldaños de La Escala de Oro, puede automáticamente identificar al Maestro con uno u otro de los Mahatmas a quien alude Madame Blavatsky. Pero tal identificación realizada sin pensar no responde necesariamente a nuestra pregunta. Incluso si uno acepta que la referencia a La Escala de Oro tiene relación con el propio Maestro de HPB, ¿cómo podríamos tomar contacto con ese Maestro (como nuestro propio Maestro) de una manera que nos genere la más profunda confianza de que en realidad se halla en posesión de una verdad que debemos obedecer?
El asunto completo se complica aún más, debido a un factor que se enfatiza una y otra vez no sólo en la literatura teosófica, sino en toda la genuina literatura ocultista. Ese factor es la necesidad de que todo estudiante piense independientemente y llegue a sus propias conclusiones, para que desarrolle una medida de autosuficiencia, en vez de seguir ciegamente los dictados de otra persona. De modo que el asunto se torna muy sutil. ¿Cómo ser leal a un Maestro que no conocemos, y al mismo tiempo aceptar la necesidad de pensar las cosas por uno mismo? ¿A quién debemos ser leales, y en qué consisten la lealtad o la obediencia voluntarias?
Cuestión de Autoridad
Podemos ser leales a un buen amigo, deseando defender a ese amigo bajo todas las circunstancias porque lo consideramos básicamente una persona honesta, recta y moralmente ética. Otorgamos valor al buen juicio de ese amigo y a menudo aceptamos su consejo. Decimos conocer a nuestro amigo y que podemos confiar implícitamente en él. Pero no conocemos al Maestro, y a pesar de que no conocemos a esa persona directamente, tenemos a menudo la tendencia a aceptar, sin pensar mucho, lo que otras personas nos dicen que proviene de ese Maestro. Eso nos lleva inevitablemente a considerar qué es lo que para nosotros constituye una autoridad. Todos aceptamos distintas autoridades en diversas áreas de nuestra existencia, y en muchos casos nos sometemos voluntariamente a ellas sin pensarlo. Por ejemplo, si nos hallamos en una ciudad extranjera y pedimos que se nos indique una dirección, asumimos que una persona vestida de policía nos va a dar la dirección correcta. Si consultamos a un médico, asumimos que nos dará un diagnóstico correcto, hasta el punto de que si decidimos consultar una segunda opinión acerca de tal diagnóstico, buscamos a otro médico. Investimos a diferentes individuos de autoridad, porque consideramos que están debidamente calificados en determinadas áreas profesionales, y aceptamos con frecuencia lo que nos dicen sin dudarlo.
Sin embargo, en los asuntos relacionados con nuestro desarrollo espiritual, es necesario ejercer un mayor cuidado y entender con claridad lo que estamos haciendo antes de aceptar a autoridad alguna. Hay personas que, como bien sabemos, aceptarán solamente las palabras de H. P. Blavatsky como una autoridad; en cambio, para otras, Annie Besant, o C. Jinarajadasa, o G. de Purucker, o W. Q. Judge, constituirán la autoridad final en asuntos esotéricos. En tales casos, lo que surge es una aceptación incondicional de cuando la persona ha dicho o escrito. Tendemos a citar a esa persona casi continuamente, sin discutir las cosas en forma independiente, sobre la base de nuestro propio juicio y conocimiento, sino de la presunta autoridad que uno ha aceptado sin pensar. Si pertenecemos a una escuela esotérica u ocultista, podemos llegar a experimentar una cierta medida de seguridad con simplemente seguir lo que el director de esa escuela nos dijo que aceptáramos. En tal caso, sin embargo, hemos fallado en reconocer el principal indicio de legitimidad de las escuelas de ocultismo, y es que el Maestro nunca le quita al discípulo la responsabilidad de tomar sus propias decisiones. En toda tradición oculta auténtica, cualquiera que sea la promesa efectuada, ella representa un solemne compromiso con nuestro propio Ser Superior. En la tradición budista, por ejemplo, se dice que no existe quien pueda hacer que un aspirante se convierta en Bodhisattva. Tal promesa sólo puede hacerse al propio Ser. Y la única autoridad que podemos reconocer es la de ese Ser, sabiendo que la violación de ese compromiso solemne le separará a uno, no de alguna autoridad o Maestro externo, sino de nuestro Ser Superior, que es el centro mismo de nuestra existencia.
De modo que el asunto se resume en determinar la forma en que podemos ponernos en contacto con ese Ser superior, ese Ser que al invocarlo nos asegure que el sendero que tomamos es el apropiado para nuestro avance espiritual.
Y si ésta es la autoridad definitiva, el verdadero Maestro, necesitaremos guía para ponernos en contacto con ese Ser Superior. Para proveer tal posibilidad, siempre han existido las escuelas de ocultismo en este mundo, pero las indicaciones ofrecidas son generalmente difíciles de comprender y casi siempre paradójicas en su naturaleza, porque requieren tanto una obediencia voluntaria a los dictados de la Verdad, como el desarrollo de un espíritu autosuficiente en la batalla, de modo que ninguno de estos dos aspectos acepte o rechace algo sin una cuidadosa consideración y referencia a nuestra percepción interna. Si bien toma cierto valor que el estudiante sincero llegue a pensar independientemente, no hay sustitución alguna para el coraje espiritual que se necesita para examinar cada idea que se nos presenta. A menos que estemos dispuestos a aceptar responsabilidad por nuestros pensamientos, decisiones, y creencias, es poco probable que nos transformemos en genuinos conocedores de la Verdad.
Cuestión de Responsabilidad
¿Cuál es, entonces, el criterio que debemos seguir? Tal vez sencilla y simplemente debemos comenzar por el punto donde nos encontramos, a pesar de que éste sea a menudo difícil en las exigencias que nos impone. Esto significa que debemos aprender a aceptar nuestra condición presente y operar dentro de la órbita de cuanto creamos saber o no. Uno puede engañar a los demás dándoles la impresión de que uno sabe más de lo que sabe, ¡pero es imposible engañarse a sí mismo! Aceptar nuestro "desconocimiento", no significa adoptar una credulidad manifiesta. Por el contrario, es una admisión honesta de que, si bien no es mucho lo que sabemos, sólo podemos incrementar nuestro conocimiento y entendimiento con la certeza de saber ciertas cosas. Inevitablemente, en esta etapa inicial, podemos recurrir a otras personas que parecen hallarse en situación de poder enseñarnos. Podemos recurrir a libros que intuitivamente podemos colegir que contienen un aura de autenticidad, no tanto porque ofrezcan lo que suponemos sean verdades definitivas, sino porque parecen llevarnos en la dirección donde yace la Verdad.
Sin embargo, cuando recurrimos a una autoridad externa, tenemos que asegurarnos de saber lo que estamos haciendo y estar dispuestos a asumir responsabilidad por nuestra elección y aceptación de ese Maestro externo. En otras palabras, si algo sale mal (lo cual podría ocurrir) y nos metemos en problemas, ¡tendremos que estar dispuestos a admitir que la elección que hicimos es la que nos metió en ese embrollo! ¡Cuánto más fácil no es en tales ocasiones culpar al Maestro!
Nos gusta decir: "Pero es que el Maestro me dijo que hiciera eso", o "¡Yo sólo estaba siguiendo las indicaciones de ese libro!" Pero, ¿quién escogió a ese Maestro, y quién escogió ese libro? También podría ser que hubiésemos escuchado sólo la mitad de lo que nos dijo el Maestro, o que hubiésemos leído sólo una parte del libro. El asunto es que si citamos a otra persona que creemos que tiene un mayor conocimiento que nosotros, esto es algo que debemos hacer producto de nuestra propia y profunda convicción de que lo que se nos ha dicho nos parece verdadero. No utilizamos a nuestras "autoridades" para silenciar las "autoridades" de otros, ino que empezamos a confiar en la silenciosa autoridad interna de nuestra propia percepción, humildemente conscientes de que, probablemente, aún no somos capaces de percibir la Verdad en su totalidad. A medida que procedemos mediante el estudio y la meditación a la comprobación de ideas considerándolas a la luz de nuestra propia capacidad intuitiva y la que nos proporciona el escenario de la existencia diaria, ganaremos en forma natural una mayor medida de confianza y una mayor certeza, y de esa confianza surgirán nuevos conocimientos. Aunque parezca paradójico, el conocimiento sólo crece mediante el conocimiento.
Cuestión de Origen
Este aspecto podemos analizarlo desde otro punto de vista en nuestros esfuerzos para identificar al Maestro. Una de las dificultades que confronta el estudiante serio de Teosofía, especialmente cuando lee los materiales originales de la Sociedad, es saber quién escribió qué. Esto puede parecer una declaración extraña, pero incluso un examen superficial de los hechos en torno a la producción de trabajos tales como La Doctrina Secreta y Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett, (para mencionar sólo dos ejemplos de textos citados con frecuencia) revela de inmediato el problema.
Consideremos el asunto por un momento: el nombre H. P. Blavatsky aparece como la autora de La Doctrina Secreta, pero ¿quién era H.P.B.? Primeramente, tenemos ante nosotros a una mujer poseedora de ciertas características y rasgos de personalidad peculiares -una encarnación que confundía a los expertos, podríamos decir. Y también hubo un ocultista altamente avanzado que prestó servicio conscientemente como mediador entre quienes ella consideraba como sus Maestros Adeptos y el mundo que la rodeaba. Más aún, si vamos a aceptar los testimonios de quienes la conocieron, ella abandonaba en ocasiones sus vehículos para que sus Maestros los pudieran usar directamente. Sin efectuar un estudio detallado acerca del misterio de quién era H.P.B., nos vemos confrontados directamente con la cuestión de cuáles fueron las frases y declaraciones de La Doctrina Secreta que fueron realmente escritas, en esta múltiple complejidad, por quien usaba el nombre de H. P. Blavatsky. ¿Podemos nosotros, mediante nuestro propio pensamiento, percepción intuitiva, y capacidad para comprender, considerar cada declaración hecha en esos volúmenes basándonos en sus propios méritos? Y para más confusión, surge incluso la pregunta de quién escribió y quiénes fueron los verdaderos autores de las famosas cartas atribuidas a dos Maestros Adeptos, que incluso llevan sus firmas, dirigidas a A. P. Sinnett, A. O. Hume, y a otros. Hay declaraciones en las cartas que hacen notar que en varias ocasiones éstas fueron transcritas por discípulos, pero ocurre que, según se nos dice, tales discípulos se hallaban en diferentes niveles de desarrollo en cuanto a sus capacidades ocultas. Otras declaraciones hechas en las cartas sugieren la utilización de diversos métodos para su composición, incluyendo la "precipitación". En algunas ocasiones, las cartas fueron escritas personalmente por el Maestro y firmadas al final de la comunicación. No es nuestra intención examinar aquí esta cuestión en detalle, sino más bien resaltar el simple hecho de que sea cual sea la fuente de la cual procedan las enseñanzas que estemos considerando como instrucción e inspiración, no se nos exime de la necesidad de pensar independientemente, si lo que deseamos es descubrir la verdad por nosotros mismos.
Consideremos nuevamente el asunto del origen de las Cartas de los Mahatmas. Algunas de ellas, se nos dice, fueron producto de discípulos que posteriormente fueron considerados como "fracasos". ¿Invalida ello el contenido de tales cartas? Podríamos preguntar qué es lo que constituye "un fracaso", porque en cierto sentido el fracaso significa simplemente que el individuo se vio frente a algo que no pudo lograr. Sin embargo, ¡honremos a quien aspire a las alturas aunque al buscarlas fracase! La tradición oculta revela que quienes fracasen en un ciclo podrían llegar a ser Dhyan Chohans en el próximo. Ciertamente, en la vida espiritual es mejor poner nuestra vista más allá de lo que podemos alcanzar, en vez de conformarnos con las órbitas inferiores de nuestros puntos de vista.
De modo que al margen de si las cartas fueron escritas por los propios Maestros o fueron comunicadas a través de chelas, sigue habiendo en ellas un algo que inspira la mente y agita el corazón. Percibimos en ellas una validez inherente en la enseñanza que revela la existencia de un Maestro. La cuestión de su origen pasa a un segundo plano, cuando lo que deseamos no es la utilización de las cartas para citar una autoridad externa a nosotros, sino como un desafío para vivir la vida y descubrir nuestro propio sendero hacia la liberación. Cuando el asunto se contempla bajo esa perspectiva, la enseñanza que revela la existencia del Maestro apunta con mayor claridad hacia el Maestro interno -nuestro propio Ser Superior.
Reconociendo entonces al Maestro en las enseñanzas que se reciben desde fuera de nosotros, nos volcamos internamente para comprobar su validez mediante nuestra obediencia a los mandatos de la Verdad. Leales a la visión interna, hallamos los horizontes de nuestro conocimiento por siempre expandiéndose, descubriendo que aquello que parecía ser un Maestro externo es en realidad el verdadero Maestro Interno, porque Maestro sólo hay uno, el Atman Supremo, en quien reside toda la Verdad. Es a ese Maestro a quien nos comprometemos a cumplirle, y ésa es la Verdad que aceptamos voluntariamente. "Vive tu vida adecuadamente y alcanzarás la sabiduría", ha sido siempre el dictado de todas las genuinas escuelas de ocultismo. Tal vez se nos diera una clave en una simple declaración que se encuentra en las Cartas de los Mahatmas. Importa muy poco quién haya escrito esas palabras -Maestro o discípulo. Lo importante es que nos parecen verdaderas: "Yo puedo acercarme más a usted, pero es usted quien deberá atraerme purificando su corazón y desarrollando gradualmente su voluntad. Como ocurre con la aguja, el Adepto sigue a aquéllo que lo atrae". (Carta de los Mahatmas #47, en la edición cronológica). Ya sea si el Yo de esa declaración es un Mahatma externo, o si se trata del Ser Superior de cada aspirante genuino, ese Maestro-Atman que vive en su corazón es algo menos importante, que los simples requerimientos para alcanzar la Verdad. Los requerimientos impuestos en todas las edades para aquel que quiere saber quién es el Maestro son: un corazón puro, henchido de amor y compasión; una voluntad basada en una firmeza de propósito; una fidelidad al deber que nunca se intimide ante los fracasos o los éxitos; y serenidad bajo todas las circunstancias lo que nos llevará finalmente a comprender la Verdad Suprema, donde la enseñanza, el Maestro, y quienes la han aprendido, son uno.
Publicado en el Vol. XCIX de la revista The Theosophist, Junio de 1978
La Teosofía no explicada
Rohit Mehta
El autor analiza la necesidad de una actitid de investigación constante para evitar la pérdida de vitalidad asociada al enquilosamiento en conceptos establecidos. Rohit Mehta plantea varias incógnitas a investigar en la Teosofía moderna.
Como sea que uno se mueve en diferentes áreas del mundo teosófico, en estos días escucha a menudo por todas partes esta exclamación: "Hay un descenso en el ritmo de las actividades y los miembros y el público no parecen demostrar demasiado interés en las charlas y en las conferencias que se celebran en los diferentes grupos de la Sociedad Teosófica”.
Ascenso y descenso en el trabajo son naturales, no sólo en las organizaciones sino también en la vida de los individuos.
Los movimientos y las organizaciones pierden su ímpetu inicial. Este es el principio de la entropía enunciada por la ciencia moderna. Es verdad que la energía no puede destruirse ni crearse. Pero, con el paso del tiempo, un organismo experimenta pérdida de energía aprovechable; se nos dice que esta disminución de energía es un proceso irreversible, de suerte que la energía perdida no puede recuperarse.
Esto es cierto en cuanto a los sistemas mecánicos se refiere. Una máquina no puede regenerarse y necesita un impulso de energía nueva que tiene que llegar desde el exterior, si es que tiene que ponerse en marcha de nuevo. Pero ese no es el caso de los sistemas no mecánicos. En un organismo vivo la energía perdida puede recuperarse.
HPB se refiere probablemente a este hecho de la reversibilidad cuando escribe en La Clave de la Teosofía:
Esfuerzos parecidos al de la Sociedad Teosófica han terminado, hasta ahora, en fracasos porque más pronto o más tarde han degenerado en sectas, han establecido firmes y severos dogmas propios y de este modo pierden gradual e imperceptiblemente esa vitalidad que sólo la verdad viviente puede comunicar.
Nuestras sociedades y organizaciones sólo pueden poseer ese toque de la verdad viviente a través de los individuos. Es a ellos a los que incumbe su regeneración. Pero, ¿qué se entiende por verdad viviente?.
Con seguridad que la verdad viviente tiene que diferenciarse de la verdad conceptual. Cuando los individuos que componen una sociedad viven con la verdad conceptual, entonces no se diferencian de las máquinas. Una verdad conceptual es lo que la mente ha reunido; es la invención del pensamiento y no hay vida en ella.
Lo que HPB. sugiere en el pasaje antes mencionado es la verdad conocida sólo por un organismo viviente.
En otras palabras, el proceso reversible de la distribución de energía sólo puede experimentarse por un ser vivo que no se sienta satisfecho con los simples conceptos e ideaciones. Es el apego a la verdad conceptual lo que da nacimiento a dogmas y sectas.
Pero, ¿cómo es la verdad conceptual que tiene que transformarse en verdad viviente? ¿ Qué es lo que caracteriza la falta de vida?
Seguramente la falta de vida indica una incapacidad de conciencia. Un ser viviente tiene conciencia de lo que le rodea y tienen un libre intercambio con las circunstancias externas; da y también recibe.
Cuando este ritmo de dar y recibir prosigue sin interrupción un organismo viviente revierte la corriente de su energía.
Una de las definiciones del yoga es que se trata de una reversión de conciencia. O bien, tal como dice HPB. en La Voz del Silencio:
la rosa debe convertirse de nuevo en yema; el discípulo debe volver a recuperar la infancia perdida.
Estar imbuido de la verdad viviente es encontrarse en un estado de vulnerabilidad. J.Krishnamurti dice: "Vivir es ser vulnerable". Así pues, la falta de vida se asocia con una condición vulnerable, y sólo la persona vulnerable es la que puede conocer el secreto de la renovación. Cuando las organizaciones, a través de sus miembros individuales, viven en un estado de vulnerabilidad, entonces hay un proceso continuo de renovación. Cuando estos individuos pierden la vulnerabilidad entonces se convierten en una secta y su filosofía se convierte en un dogma y en un credo. Esto es lo que HPB. quiere decir, porque cuando los dogmas y los credos llegan a la existencia, entonces se va perdiendo imperceptiblemente la vulnerabilidad inicial. Es sólo a través de los individuos que puede recuperase esta vitalidad.
La Sociedad Teosófica se ha enfrentado a muchas crisis en su historia y las ha superado con éxito. Sin embargo, estas crisis eran principalmente crisis estructurales a las que se pudo hacer frente por medio de cambios estructurales.
Pero la crisis actual es diferente.
Hay una crisis filosófica que exige un cambio en el modo de pensar de las personas, no simplemente un cambio en la forma del pensamiento. Esto ha originado la tendencia descendente de entusiasmo entre los miembros, debido a lo cual éstos también se enfrentan con el descenso gradual del ritmo del trabajo.
Esta aguda crisis de energía no se puede afrontar simplemente recordando a los miembros sus promesas y sus compromisos. Eso sería igual que hostigar un caballo cansado. Con este hostigamiento el caballo puede verse obligado a avanzar un poco, pero después pronto se detendrá y se negará a moverse porque no tiene energía. Tiene que haber un súbito acrecentamiento de nueva energía ya que de otro modo los individuos, y con ellos las organizaciones, caminarán rápidamente hacia lo que la ciencia llama “equilibrio termodinámico”, una frase que indica muerte y extinción.
¿Cuál es la salida para esta crisis aguda de energía, presente en todas partes y en todos los caminos de la vida?
La S.T. se está enfrentando a esta crisis que no puede ser resuelta simplemente remendando las formas de nuestras actividades externas, ni cambiando el contenido de los programas o lanzando nuevos conferenciantes al ruedo.
El problema es mucho más serio porque no se trata precisamente de una crisis estructural, sino de una crisis más profunda que afecta nuestra manera de pensar y de actuar.
Lo que actualmente necesitamos es una nueva vitalidad para nuevos modelos de acción. Este resurgimiento sólo es posible para un organismo que esté imbuido de un espíritu lleno de vida. Estas funciones vitales actúan solamente en un organismo que esté abierto en el que hay un libre intercambio con todo lo que le rodea, sea físico, biológico o psicológico.
HPB habló de una “mente abierta” en su Escalera de Oro. J.Krishnamurti, también insiste en la necesidad de una apertura; no un organismo abierto a algo, sino en estado de apertura. El organismo que está abierto a algo es, en realidad, un organismo cerrado.
Krishnamurti señaló lo que él quería decir por apertura con una frase que es el título de uno de sus libros: "Liberarse de lo conocido”.
Es lo conocido lo que crea un estado que denota una condición que es la antítesis de la apertura. Un organismo que está abierto es consciente de los desafíos que surgen de las circunstancias, tanto externas como internas.
Pero entonces, ¿qué es lo que constituye un desafío? Un desafío es aquello para lo cual no existe explicación en el campo de lo conocido. Es lo inexplicado lo que plantea un desafío donde quiera que se presenta. Un organismo para el cual no existe nada por explicar, evidentemente está muerto. Es lo inexplicado que contiene la base de la verdad viviente lo único que puede impartir vitalidad. Cuando los miembros de una organización no descubren el impacto de lo inexplicado, entonces es que esta organización es inconsciente del desafío. El desafío de lo inexplicado evoca un espíritu de investigación, y es la investigación lo que da nacimiento a la energía y a la vitalidad. Pero tiene que ser una investigación, no mera curiosidad. La curiosidad es superficial, mientras que la investigación aflora desde los niveles más profundos de la propia conciencia.
Volviendo a la Sociedad Teosófica, se pueden hacer estas preguntas: ¿estamos animados de ese sentido de investigación? ¿descubrimos en nuestros estudios y reflexiones algo que no esté explicado? Se dice, y con razón, que si conociéramos todas las respuestas entonces puede que no hiciéramos todas las preguntas. ¿Contiene respuestas para todo la filosofía a la que nosotros somos fieles? Si es así, entonces no hay motivo para una ulterior investigación. En realidad, la vida es tan ilimitada en su profundidad que ninguna filosofía, por sublime y maravillosa que sea, puede sondearla plenamente. Una filosofía puede contar las olas de la superficie pero no puede sondear las profundidades infinitas del océano de la vida. Si decimos que conocemos las respuestas a todos los problemas, es completamente evidente que no hemos expresado todas las preguntas ante los fenómenos con los que nos enfrentamos. El Tercer Objeto de la S.T. habla de la investigación de lo inexplicado. Pero no hay nada que explicar, entonces ese Objeto no tiene validez. No estamos hablando precisamente de los poderes latentes en el hombre, porque ese parece ser el instrumento que puede descifrar el misterio de lo inexplicado. Aquí nos referimos a la formulación de las esferas de lo inexplicado, si es que tales esferas existen, en el campo de nuestro conocimiento de la Teosofía.
Es de la formulación de lo inexplicado que depende la posibilidad de la revitalización de nuestra vida individual y de organización.
Es cierto que HPB. pasó la mayor parte de la vida afrontando las preguntas planteadas por la ciencia física de su tiempo. Consiguió que sus lectores fueran plenamente conscientes de lo que la ciencia materialista de su tiempo no explicaba. Ella decía a los científicos de su época que había más cosas en el cielo y en la tierra de las que ellos conocían. Fue esta constante respuesta al desafío de su época lo que infundió vitalidad al movimiento teosófico.
Ahora la situación ha cambiado. Actualmente ya no estamos tan enfrentados a la ciencia materialista o a la filosofía por parte de los intelectuales. La ciencia física todavía mantiene la posición de punta de lanza, la cresta de la ola de la vida intelectual. Sin embargo, hay un cambio de clima que impregna todas las esferas del pensamiento, de la física, de la biología, ciencias sociales, arte literatura y todas las demás disciplinas.
Todas ellas están tanteando, buscando respuesta a lo inexplicado, nosotros hemos dejado de interesarnos por lo inexplicado de la ciencia materialista de la vida y del universo.
Frank Capra, el autor de El Tao de la Física, dice en su último libro El Punto Crucial:
En el siglo XX los físicos se enfrentan, por primera vez, al serio desafío de su capacidad para comprender el universo. Cada vez que ellos hacían una pregunta a la naturaleza en un experimento atómico, la naturaleza respondía con una paradoja y cuanto más trataban de clarificar la situación, más aguda se volvía la paradoja. En la lucha por conseguir esta nueva realidad, los científicos llegaron a ser dolorosamente conscientes de que sus conceptos básicos, su lenguaje y todo su modo de pensar, resultaban inadecuados para describir los fenómenos atómicos...
De este modo, las paradojas de la naturaleza percibidas en los fenómenos atómicos se han convertido en lo inexplicado para la ciencia moderna. Una paradoja no puede resolverse con la mente por medio de su instrumento, la lógica. Pero este lenguaje de la paradoja se ve también actualmente en la filosofía. Uno de los pensadores de vanguardia de nuestra época, J. Krishnamurti, dice que la recta percepción sólo es posible cuando no existe ni el percibidor ni lo percibido. Si esto es así, entonces, ¿ quién es el que percibe, y qué es lo percibido?
Él dice, en otro lugar, que tiene que existir lo desconocido para percibir lo desconocible. La psicología moderna habla de la naturaleza masculina y femenina de la conciencia operando conjuntamente. Pueden darse ejemplos parecidos proclamados por otras disciplinas en nuestros días. Estos son algunos de los ejemplos de lo inexplicado vistos por personas en diferentes campos del conocimiento. En realidad, estamos recordando lo que dice el científico John Wheeler: “Nuestro incesante aumento de conocimiento en los detalles nos ha llevado a un incesante aumento de la ignorancia del Todo”.
Se puede citar muchos ejemplos de lo inexplicado de los cuales hablan diferentes ramas del conocimiento. Es esta conciencia de lo inexplicado lo que mantiene viva la llama de la investigación, la cual, a su vez, libera cada vez más energía, necesaria para proseguir la línea de investigación.
¿Observamos alguna indicación de lo inexplicado en nuestros estudios y en nuestro enfoque de la Teosofía moderna?.
El cuarto Presidente Internacional de la Sociedad Teosófica, el señor C.Jinarajadasa, escribió: “En realidad, en la Teosofía no disponemos de la totalidad del conocimiento de todos los hechos, sólo se nos han dado unas cuantas realidades y unas cuantas leyes, suficientes para estimularnos al estudio y al descubrimiento, pero quedan innumerables lagunas para ser llenadas”.
¿Cuáles son estas lagunas? Evidentemente, son lo inexplicado para nuestra comprensión de la Teosofía.
Sólo de los caminos de la investigación que emergen de esta concienciación de las lagunas se liberará esa nueva vitalidad para vivificar nuestros esfuerzos individuales y colectivos. Esta es la urgente necesidad hoy en día para que el futuro de la Sociedad Teosófica siga en esta cresta de la ola de la investigación, cómo y cuando se establezca.
¿Somos conscientes de las lagunas de nuestra comprensión de la Teosofía?. La siguiente lista de algunas de ellas sólo es ilustrativa y no exhaustiva. Los trabajadores y los miembros de la Sociedad tendrán qué añadir a esta lista y solamente entonces el tercer Objeto de la Sociedad será pertinente al caso en la vida de sus miembros. Sólo entonces la Sociedad entrará en una nueva fase: la fase de la investigación de las leyes inexplicadas de la naturaleza.
1. La Evolución
Este es el principio básico de la Teosofía moderna. En el siglo XIX, la ciencia lo proclamó como teoría fundamental universalmente aceptada para la explicación de los fenómenos del universo. La Teosofía lo aceptó como uno de sus postulados. Esta teoría habla de la herencia y de la mutación. Se trata de un concepto de continuidad, de continuidad sin fin.
Pero, ¿qué pasa con la idea de la mutación que la ciencia todavía discute en la actualidad, en la era post-darwiniana? ¿Cómo llegan las nuevas especies? ¿Cuál es la explicación teosófica?.
Con toda seguridad que la mutación no puede explicarse en términos de continuidad. La evolución debe significar discontinuidad en medio de la continuidad. Se puede preguntar, ¿discontinuidad de qué? Esta es una pregunta de la Teosofía moderna.
2. Karma
Esta es una de las principales doctrinas de la Teosofía. Dice que el hombre es el creador de su propio destino.
Pero, ¿es esto cierto? ¿qué sucede con el pasado que se proyecta a sí mismo en el presente? Si el hombre no es libre hoy, ¿cómo puede ser libre para moldear su propio futuro? Si está condicionado por el pasado y demás, a menos que hoy sea libre de ese condicionamiento, ¿cómo puede ser el forjador de su destino, si el pasado está siempre presente en forma de memoria? Apenas si en la literatura teosófica moderna existe algún tratado sobre los problemas de la memoria.
Según la teoría del Karma, las causas generadas en el pasado tienen sus efectos en el presente. ¿cómo puede el hombre librarse de las causas pasadas? ¿Son las causas y el efecto dos fenómenos separados? Si la causa está en el efecto, ¿cómo podemos descubrirlo? ¿Es invisible y se requiere desarrollo psíquico para percibirlo? ¿O bien es intangible, imperceptiblemente presente en el efecto?. Esta es otra laguna inexplicada en la Teosofía moderna que exige una investigación en los problemas de la memoria.
3. La Reencarnación
Este es otro postulado de la Teosofía moderna.
¿Es precisamente un principio de reiteración?. Si es así, difícilmente tiene ningún significado como a tal una repetición que no pueda contribuir al progreso evolutivo. La reencarnación debe estar armonizada con la renovación. Solo la renovación hace que la reencarnación tenga sentido. Y la renovación no exige apartarse de la encarnación. En realidad la renovación puede suceder día a día, momento a momento. La Teosofía no trata del tema de la renovación como una razón por la cual la reencarnación pueda tener lugar intencionadamente. He aquí otro aspecto de lo inexplicado.
4. La Muerte
La Teosofía moderna, al igual que otras literaturas religiosas, ha tratado de la muerte en términos de la existencia después de la muerte.
¿Puede la vida después de la muerte explicar el significado de la muerte?. El estado post mortem sólo habla de una continuidad modificada; pero la muerte no es precisamente una modificación de la continuidad de la existencia física. La muerte es una experiencia de discontinuidad. La Teosofía moderna no habla del estado de discontinuidad donde sólo puede comprenderse la muerte. La continuidad o la continuidad modificada no puede explicar la muerte. El estado de discontinuidad indica otra área de lo inexplicado en la Teosofía moderna.
5. La Constitución del Hombre
La Teosofía habla de la constitución septenaria del hombre. Uno puede adentrarse en los siete niveles de la constitución del hombre y, sin embargo, puede no descubrir al hombre. La constitución del hombre es sólo la casa en la que el hombre vive. La casa puede tener muchos pisos pero en consecuencia, esta gran mansión es solamente una casa.
Entonces ¿dónde está el morador de la casa? Está intangiblemente presente en todas las habitaciones de todos los pisos. Se puede estar en posesión de todos los pisos. Se puede estar en posesión de todos los detalles concernientes a planos tras plano, y sin embargo puede no verse al hombre. Él está presente en todos los rincones y esquinas de la casa; pero lo está intangiblemente y no invisiblemente. ¿Cómo podemos ser consciente de la presencia intangible del hombre? Mientras que la Teosofía habla de lo invisible guarda silencio sobre la cuestión de lo intangible.
6. El Sendero Espiritual
¿Se divide el sendero en diferentes etapas? ¿O bien la espiritualidad es una experiencia de conjunto?
¿Qué es lo quiere significar el Maestro cuando dice en una de sus cartas: “Nosotros no somos Adeptos durante las veinticuatro horas” ¿Son Adeptos durante una parte del día, y no adeptos durante el resto de la jornada?
¿Es la espiritualidad una etapa o un estado? Se puede diseccionar el sendero en etapas, pero esa disección es una negación de la espiritualidad. Una discusión del sendero espiritual en términos de estado casi no se toca en la moderna literatura teosófica. El estado no se encamina hacia la continuidad; es una experiencia discontinua. Las etapas del sendero hablan de él en términos de continuidad y por esta razón es una negación de la experiencia espiritual. El sendero espiritual es un estado de conciencia; si ello es así, deja de ser un sendero . Es una realidad sin sendero. También esto tiene que ser investigado.
7. La Unidad de Vida
Esto es casi la base de la Teosofía moderna.
¿Qué significa esta unidad? ¿ Se trata de uniformidad? Porque la vida aparece diversa en cada nivel. ¿Cómo debe considerarse la unidad cuando la diversidad es visible a todos los niveles? ¿Se llega a la unidad seleccionando las similitudes de los diferentes fenómenos? ¿Es la reunión de similitudes idénticas a la unidad?
Esto es lo que se ha conseguido cuando se habla de la unidad esencial de las religiones; las semejanzas en las diferentes religiones. A duras penas se habla de la unidad de las religiones en el contexto de una unidad de cada religión. Descubrir la unidad en el contexto de la unicidad de cada religión significaría realmente el principio de unidad, y no una reunión de similitudes.
¿Cómo se va a descubrir la unidad en la unicidad? Una vez más, es necesario un modo de pensar renovado sobre esta cuestión en Teosofía.
8. Lo Oculto y lo Místico
La moderna literatura teosófica es amplia y variada sobre el tema del ocultismo - el cual es psiquismo superior - o tal como dijo C.W.Leadbeater, es la esencia de lo invisible.
La Teosofía moderna ha contribuido con mucha profusión, a través de sus muchos libros, a diferentes aspectos del ocultismo.
Al igual que la ciencia, el ocultismo actúa en el campo de la dualidad. La dualidad del percibidor y de lo percibido se encuentra en todas las investigaciones ocultas.
Pero uno puede preguntarse cómo comprender la siguiente afirmación que aparece en Luz en el Sendero:
Mantente firme en aquello que no tiene substancia ni existencia.
Esta fantasía no consiste solamente en una fantasía poética. Es una afirmación que no puede explicarse en términos de ocultismo. La ciencia y el ocultismo tienen que ver con el mundo manifestado, físico y superfísico respectivamente.
Pero entonces, ¿qué pasa con el misticismo? Este tiene que ver con lo inmanifestado. Mientras el ocultismo trata de lo invisible, el misticismo atañe a lo intangible.
La afirmación antes citada de Luz en el Sendero se refiere a la experiencia mística. Pero entonces, ¿cuál es la relación entre la parte derecha del cerebro y la parte izquierda de la que habla la moderna psicología? Esto no se trata en la Teosofía moderna.
Las religiones también hablan de lo absoluto, particularmente la filosofía Vedanta de la India. Pero no hablan de la relación entre lo absoluto y lo relativo. Esto es lo inexplicado en el campo de la religión lo mismo que en el campo de la Teosofía moderna.
¿Cuál es la relación entre la mente y el cerebro?
Krishnamurti, en su última charla en 1986, en Madrás, dijo: “la mente puede comunicarse con el cerebro” ¿Cómo tiene lugar esta comunicación? Y,¿ puede el cerebro comunicarse con la mente?
Y del mismo modo que hay muchas áreas inexplicadas en la ciencia, la psicología, la religión y la filosofía, también hay áreas inexplicadas en la Teosofía moderna.
Estas son algunas de las lagunas en la Teosofía moderna. La concienciación de éstas y de muchas otras es de urgente necesidad para la revitalización de la Teosofía. Esta concienciación traerá al investigador desafío trás desafío.
El estudiante teosófico empezará a investigar las explicaciones de lo inexplicado. Y es esta investigación la que liberará más energía, la cual es necesaria tanto para la revitalización del individuo como para la organización a la que pertenece.
Necesitamos explorar nuevas áreas de la Teosofía y de esta manera avanzar desde lo invisible a lo intangible. Familiarizado de lleno el estudiante con la Teosofía de lo invisible debe empezar el viaje de su aventura en el campo de lo intangible.
Así, sólo cuando el estudiante teosófico empiece su investigación de las leyes inexplicadas de la naturaleza es cuando descubrirá que las siguientes palabras del poeta inglés William Blake, no son una mera fantasía, sino una verdadera llamada a la conciencia de las expresiones místicas de la Teosofía moderna :
Ver un Mundo en un Grano de Arena,
Y el Cielo en una Flor Silvestre,
Retener el Infinito en la palma de la mano.
Y la Eternidad en una hora.
Esta es, evidentemente, la llamada de la Teosofía al mundo moderno; este es, evidentemente, el mundo a explorar.
En esta nueva aventura radica la regeneración del individuo y de la Sociedad a la que pertenece.
Publicado en The Thesophist, marzo 1989.
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LA MUERTE Y EL TEÓSOFO
Mary Anderson, ‘The Theosophist’, Agosto de 2007
Los teósofos no debieran temer a la muerte ni a la suya ni a la de otros.
Muchas personas temen a la muerte porque tienen miedo a lo desconocido o al cambio o a la pérdida de lo que tienen sus posesiones, su estatus, sus amigos, su identidad. Otros pueden sentir que sus asuntos están aún sin terminar en esta encarnación, y por eso se aferran a la vida. Pero, con la proximidad de la muerte es posible, y pasa con frecuencia, que se desprenden de tales preocupaciones y dejan las cosas al karma. Por otra parte, algunas personas ¡mas no teósofos! pueden temer a la muerte debido a algunas enseñanzas acerca del fuego del infierno, la condenación eterna, etc.
Por otro lado, aquellos que son miserables en esta vida, que están en dificultades, en la pobreza, tratados cruelmente, enfermos, con padecimientos o dependiendo de otros, pueden esperar la muerte con ilusión. Pero aún entonces el elemental físico puede aferrarse a su existencia. Incluso si ya no pensamos de nosotros como el cuerpo, podemos sentirnos apegados a él.
Como teósofos, no obstante cuan afortunados podamos ser en esta vida, debiéramos ser capaces de esperar la muerte con ilusión, como esperamos con ilusión un día de fiesta. Nos espera tarde o temprano una dichosa existencia en el Devachan después de nuestra ‘muerte’. Se ha dicho que es de gran mérito para almas avanzadas, renunciar al Devachan la felicidad que han merecido con el objeto de retornar más pronto para ayudar al mundo. Pero, para la mayoría de nosotros, la felicidad del Devachan es tan necesaria como el sueño profundo y refrescante después del trabajo de un día.
Como se explicó en Las Cartas de los Maestros, el Devachan es un estado de felicidad, pero de felicidad realmente egoísta, al ser totalmente subjetiva. Así podemos tener la experiencia de encontrarnos con nuestros seres amados, etc., pero todo esto tiene lugar sólo en nuestra propia conciencia. Nuestros seres amados no están realmente allí. Nadie más está implicado, excepto tal vez que pensamientos de felicidad y amor deben tener un efecto en el universo. Pero aun la duración, la intensidad, y la profundidad de la experiencia del Devachan depende del estado de nuestra conciencia durante la vida terrenal. La copa de felicidad que hemos preparado por medio de buenos pensamientos, sentimientos y actos durante la vida terrenal, ya sea grande o pequeña, será llenada hasta el borde.
Sin embargo, tarde o temprano se despierta la sed de renacer, no obstante cuan fatigante pudo haber sido la vida terrena antes de nuestra muerte previa.
De tal manera que no tenemos ninguna razón para temer a la muerte. Pero, aun si no tememos a la muerte, podemos tener miedo de nuestra próxima vida, nuestra próxima encarnación, en el umbral de la cual nos esperan los skandhas, es decir, todas nuestras tendencias, mentales y emocionales, todos nuestros defectos, todo lo que no hemos superado en el pasado, y el karma de pasados actos, pensamientos y sentimientos. Pero por lo menos, al renacer, normalmente no tenemos ningún recuerdo de experiencias pasadas, acciones negativas nuestras y de otros, excepto en la forma de temores aparentemente infundados y gustos y disgustos, la voz de la conciencia, y así sucesivamente.
Pero podemos, incluso ahora, estar temerosos acerca del estado del mundo cuando regresemos a él, aun si habrá de pasar un promedio de mil años entre ahora y entonces. ¿Cómo será el mundo dentro de mil años? Parece que muchos esperan que será un paraíso. Pienso que no tenemos ningunas bases para tales esperanzas. De acuerdo con Madame Blavatsky, Kali Yuga La Edad de Hierro que comenzó con la muerte de Krishna alrededor del año 3000 A.C., durará un total de 432.000 años, aunque ciertamente puede haber dentro de ella ciclos menores de Edades de Oro, Plata, Bronce y Hierro.
Más aún, cuando reflexionamos sobre todo el mal perpetrado por seres humanos en la naturaleza en nuestros días, debemos darnos cuenta de que tarde o temprano la tierra no será más habitable a menos que se tomen drásticas acciones por humanos o que la Naturaleza reaccione a tiempo y reduzca el número de sus torturadores por medio de catástrofes naturales: terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, epidemias, hambrunas, etc. De otra manera, el planeta puede no ser más capaz de sostener la vida.
Otro factor es que aquellos responsables por atrocidades contra la humanidad (especialmente los desvalidos, por ejemplo, niños, el ignorante, el pobre) y animales, tarde o temprano tendrán que reparar terribles deudas kármicas por medio del sufrimiento. De tal manera que para ellos no puede haber ninguna esperanza inmediata de una edad de oro.
Podemos decir que esto no nos afecta a nosotros. No torturamos a otros humanos o animales; no violamos la naturaleza. ¿Pero toleramos tales atrocidades, o nos hacemos los de la vista gorda cuando podemos hacer algo acerca de eso, aun cuando sólo sea para protestar? Si es así, podemos sufrir el karma de inacción en un acto de misericordia.
Como quiera que esto pueda ser, nuestro futuro depende de nuestras acciones ahora, aun si esas acciones son ‘solamente’ pensamientos, aunque buenos pensamientos no deben ser una excusa para no tomar acción, siempre que tal acción sea necesaria, posible, realmente útil y apropiada. Un sabio instructor una vez aconsejó a un discípulo entrar en acción, pero al mismo tiempo aconsejó a otro discípulo abstenerse de la acción en una situación similar. ¿Por qué el consejo diferente? Él explicó que el discípulo que fue aconsejado de entrar en acción era pasivo e indeciso, mientras que el otro discípulo era impulsivo y superactivo, y se le aconsejo refrenarse de la acción hasta cuando hubiera reflexionado sobre sus motivos y la utilidad y necesidad de la acción.
¿Las condiciones futuras de nuestro planeta no dependen de nuestras acciones ahora? Como Krishnaji siempre repitió: ‘Tú eres el mundo.’ Karma no es solamente individual, también es colectivo. Se ha dicho que un pueblo tiene el gobierno que merece. ¿Pero no tenemos también el medio ambiente e incluso el mundo que merecemos en todo respecto? ¿Podemos tratar de contribuir a hacer del mundo un lugar tal en el que nos gustaría a nosotros vivir y en el que vivieran nuestros seres queridos cuando nosotros y ellos retornemos a él?
Hay un aspecto más iluminador en todo esto. Kali Yuga, con todos sus tormentos, pruebas y problemas aparentemente insalvables, da a los seres humanos más oportunidades para aprender de las que podría cualquier ‘edad de oro’. Sin lugar a dudas aprendemos más rápida y cabalmente por medio del sufrimiento. Hay una historia del Hasidismo acerca de un sabio que tenía un problema en un pie y sufría gran dolor cada día de su vida. En una ocasión lo visitó un amigo y brindó por su salud y su completa recuperación. El sabio respondió, ‘¡Tú eres muy amable deseándome tal cosa! Si mi pie no estuviera mal, ¿qué sería de mí?’ Annie Besant dijo que ella estaría dispuesta a renunciar a todas las dichas de su vida pero no a ninguna de las muchas tragedias que sufrió.
Si sentimos que no somos capaces de ayudar para crear un mundo en el cual la vida sea digna de vivir, no simplemente para nosotros sino para toda la humanidad, todos los animales, todos los seres, debemos darnos cuenta de que esto depende de nosotros también de nuestra actitud ya sea que actuemos externamente o sólo con el pensamiento.
Algo que puede ser útil es recordar que somos seres divinos, aunque no seamos conscientes de eso. ¿Podemos vivir como seres divinos? Esto no significa pensar ‘yo soy divino’, con un sentido de autoimportancia, ¡pues mientras el ‘yo’ esté ahí, el Yo divino no puede estar! Pero seamos conscientes, aunque sea solamente en teoría al presente, de que nuestra verdadera naturaleza y la de todos los seres es divina.
¿Cuál podría ser el resultado de tal convicción? Actuaríamos en acuerdo. Se dice: ‘Eres tan bondadoso como bondadosa sea tu acción’. Podemos invertir la frase y decir: ‘Tu acción será tan bondadosa como sea tu bondad’ o, para usar la locución francesa, ‘noblesse oblige’ (la nobleza [de carácter] trae sus obligaciones). El verdadero aristócrata es el aristócrata del espíritu. Podemos imaginar que los Maestros son tales aristócratas.
¿Qué implica esto si de alguna manera somos conscientes de que somos seres divinos?
1. Puede fortalecer nuestra voluntad: ‘Lo que el hombre ha hecho, el hombre puede hacer.’
2. Puede afectar diariamente nuestra actitud hacia nosotros mismos, hacia otros, hacia nuestro mundo. Podemos tender a ‘ver lo inferior a la luz de lo superior’, una aparente expresión imperfecta de eso superior. Esto podría implicar también ver el lado brillante del Kali Yuga.
3. Puede intensificar nuestra devoción y acercarnos más a esos grandes seres que llamamos ‘Maestros’.
4. Puede ayudar a resolver problemas. Podemos no ser capaces de hacer eso en su dimensión, pero en otra dimensión, cercana al plano de la Unidad, puede ser posible.
5. Puede hacer nuestro juicio más objetivo. Se dice que un artista da un paso atrás para juzgar mejor su trabajo desde una distancia. Si somos más objetivos no apegados podemos parecer fríos, pero somos solamente serenos, de cabeza equilibrada.
¿Podemos, de esta manera, preparar un futuro mejor para el mundo, recordando que nosotros somos el mundo?
Con la muerte no nos escapamos de la vida en la tierra, de nuestras obligaciones, de nuestras responsabilidades. Naturalmente que ésta es la lección que debe ser aprendida por los que cometen suicidio, aunque tal curso de acción puede ser comprensible en casos de gran sufrimiento, de desequilibrio mental, o de ignorancia del hecho de que no hay escape de nosotros mismos. No hay escape del karma. De otra manera nunca aprenderíamos. No hay escape de las lecciones que debemos aprender tarde o temprano. Pero tampoco hay escape del hecho glorioso de que ‘el alma del hombre es inmortal y su futuro es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor no tienen límite’.
Recordemos, también y sobre todo, que la muerte es parte de la vida. En el lenguaje gitano las palabras para ‘vida’ y ‘muerte’ se dice que son la misma. La muerte y la vida sobre la tierra pueden compararse a dormir y despertar, noche y día, invierno y verano y, sobre un período más extenso, pralaya y manvantara. La vida es pulsación, como los latidos de nuestro corazón, como nuestra respiración. Ese ritmo de vida y muerte está imbuido de vida en el mundo objetivo, en el cual está nuestro dharma para aprender y crecer en perfección, dentro de la Unidad.
Llegar naturalmente a ser sereno
Radha Burnier
La autora aborda el problema de la calma de la mente y la importancia que tiene el elemento personal.
Casi todo el que tiene interés en la vida espiritual en alguna ocasión hace la pregunta: “¿Cómo puedo controlar mi mente? Las actividades constantes de la mente son fatigantes; dificultan la reflexión y no dejan espacio para las percepciones profundas que surgen en los momentos de calma. Sólo una mente serena puede reflejar la esencia de la vida así como las aguas de un lago deben ser calmas y claras para reflejar el cielo.
A través de largos períodos muchos buscadores han tratado de meditar eficazmente. Luchan ardientemente para retirar la mente de sus divagaciones, pero es rebelde y tratan repetidamente de tener éxito. Esto es desalentador, y surge entonces un sentimiento de que la única opción es desistir. Si bien varios Instructores han advertido que uno debe continuar el esfuerzo para subordinar la mente recalcitrante, hay un punto más allá del cual una persona siente que no puede seguir en la batalla. Es por tanto digno de considerar seriamente si con un acceso distinto la mente puede ser menos excitable y más serena. En una ocasión J. Krishnamurti dijo, "permite que la mente tenga libertad para morir", pero cuando se le da libertad, como la experiencia puede mostrar, no muere sino continúa con frenética energía. ¿Es porque incesantemente le estamos dando alimentos que mantienen viva su locura? En este caso debemos descubrir cuál es el combustible que inflama la mente y la mantiene en movimiento.
Una de las características de una persona espiritualmente evolucionada es que no es personal. Por el contrario, la mente deseosa es muy personal, como prontamente descubrimos cuando observamos con cuidado nuestras reacciones en la vida diaria hacia personas e incidentes. En la medida que la mente crece más aguda y sagaz, se vuelve crítica de cómo otros piensan y obran. En efecto, obtiene considerable satisfacción en descubrir algo que pueda criticar o condenar. A nivel subconsciente esto fortifica el centro egoico y su sentido de superioridad, lo cual puede ser la razón de que hablar y pensar críticamente de otros sea tan común.
Naturalmente que es bueno ser crítico en el recto sentido, lo cual es un signo de que viveka o la facultad discernidora se está desarrollando y lo recto es visto como recto y lo malo como malo. Pero esta clase de observación debe estar libre del elemento personal. El verdadero viveka no produce reacciones o recuerdos que tergiversan las relaciones. Por otro lado, la actitud no personal da lugar a sentimientos amables y a la comprensión de las luchas por las que pasan otros. Si uno es verdaderamente impersonal o meramente está diciendo "yo soy impersonal", depende de estar serenamente consciente de lo que sucede, sin dejar ningún residuo o imagen en el cerebro.
Como otro ejemplo podemos observar nuestra respuesta a un problema de salud. Esta experiencia, cuando respondemos a ella rectamente, puede enseñar impersonalmente. El cuerpo es una cosa útil y debemos cuidar de él, pero no se le debe dar importancia como una posesión personal. ¿Podemos verlo con desapego, como si fuera el cuerpo de otra persona, que se nos ha dado en administración? En realidad no es "nuestro", excepto por un corto tiempo. Como ha señalado el profesor Lewis Thomas, los microorganismos de los cuales hay colonias en el cuerpo, bien podrían decir, "este cuerpo es nuestro". Pero por ahora es una buena herramienta con la cual funcionar en el plano físico.
El punto de vista personal y la reacción personal son como una úlcera en la mente, una fuente de irritación. Por experimentación, si aprendemos a ser impersonales, o más bien no personales (la palabra impersonal sugiere falta de sentimiento, pero bellos sentimientos caracterizan la mente no personal), podemos encontrar que hay mucho menos actividad y agitación mental innecesarias. Entonces hay menos necesidad de pensar en controlarla, porque las agitaciones son creadas por reacciones personales y ellas se aquietan por sí mismas cuando existe la impersonalidad.
Otro aspecto del problema se hace patente cuando nos observamos a nosotros mismos, sin esperar ser o hacer esto o aquello. Esto tendrá como resultado que se abandonan trivialidades y superficialidades. En relación con una profesión u ocupación una persona puede ser muy cuidadosa en los detalles de su trabajo. Pero hay también innumerables actividades superficiales de la mente que no tienen ningún propósito, pero que actúan mecánicamente. La mente está atrapada en la red del deseo, y la mente deseosa siente que está viva cuando está dando vueltas alrededor y poniéndose en un estado de ansiedad, temor o agitación. No puede permanecer ocupada en cosas profundas y por consiguiente se mantiene en una atmósfera de trivialidades.
Muchas veces las personas se sienten compelidas a hablar con otros acerca de pequeñas cosas en sus propias vidas a las cuales les dan importancia. Hay un sentimiento de que cualquier pequeña cosa que esté relacionada con uno mismo debe ser de interés para todos los demás. La mente observadora ve que esto le sucede a uno y a los otros, y aprende a no imponer a otros detalles sin importancia, simplemente porque están relacionados "conmigo". Aquí también hay alimento para que se infle el ego.
La mente se aquieta cuando el foco de su atención pasa de lo personal a lo impersonal, de lo trivial y superficial a lo real y significativo. Un estado de sosiego se vuelve natural cuando pensamos en términos de la naturaleza universal de la experiencia - dolor, alegría, lucha y así sucesivamente - porque el foco cambia. La señora Blavatsky aconseja a los estudiantes espirituales que se extiendan en las verdades universales. En la medida que el foco cambia, el interés también cambia. Entonces, aunque toma tiempo para que la mente muera, no desistimos. El reto es interesante. Así como un estudiante universitario encuentra su trabajo laborioso y pesado cuando trata solamente de obtener buenas calificaciones y conseguir un trabajo bien remunerado, pero si su interés se despierta, trabaja con alegría, de igual manera el camino espiritual es cuesta arriba todo el tiempo, pero cuando hay interés, ascender es dicha.
Publicado en The Theosophist, en abril de 2004.
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Vida diaria y práctica espiritual
Ravi Ravindra
Conferencia dada en la Convención de Adyar, diciembre 1997
Dr. Ravi Ravindra, Profesor de Física y Catedrático del Departamento de Religión en la Universidad de Dalhousie, Halifax, Nueva Escocia, Canadá.
Las verdades profundas gozan de la característica de ser la línea vital hacia el sentido común. Por el contrario, la trivialidad de la vida ordinaria y diaria puede sumergirnos completamente. Comencemos con un verso de Krishna, (Bhagavad Gita III.30): Renunciando a todas las cosas, vuelve toda tu atención hacia mí, y mentalmente alerta a tus yoes más profundos, sin expectativa, sin egoísmo, lucha sin agitación.
Si no sentimos un aprecio a estas profundas ideas no será fácil ponerlas en práctica. Aunque podamos citar estas cosas teóricamente, no seremos prácticos con respecto a ellas. Cada uno de nosotros tiene su propio Krishna. Él no es un dios sectario, que posea una cierta medida o forma y al que necesitemos obedecer. A veces los devotos lo hacen un dios entre otros dioses. Pero, para quien haya leído el Bhagavad Gita con algún cuidado y tenga alguna clase de amor por él, no excesiva reverencia, sino gozosa lucha con Krishna, se le hará claro inmediatamente que Krishna no es algo allí fuera. Repetidamente, él mismo asegura: "estoy establecido en el corazón de todos". Krishna es, literalmente, nuestra más profunda atracción (krish es arrastrar, atraer).
Cada uno de nosotros, y más particularmente aquellos que poseen un sentimiento espiritual -que todos en la Sociedad Teosófica debieran tener naturalmente-, sentimos un ritmo y una razón para nuestra existencia. ¿Cuál es la raison d´etre de nuestra existencia aquí? Esta pregunta no solemos hacerla, salvo ocasionalmente. Cultivémosla, tratemos de ver cómo nos relacionamos con ella, veremos cómo no hay vida sin nuestro Krishna, aunque podamos tener algún Krishna externo en algún templo.
Al renunciar a todas nuestras acciones hacia Krishna se necesita una búsqueda por "mi Krishna". ¿Ante quién renunciaré a todas estas acciones? Hay mucha ayuda en esta frase: "permanece alerta mentalmente a tus yoes más profundos en la vida diaria". ¿Qué es la vida diaria? ¿Podría significar algo así como perder el equipaje si uno viaja lo suficiente? Pero si en medio de todo esto, no consideramos aunque sea ocasionalmente qué es nuestro Krishna, ante quien al fin se dedicarán o renunciarán algunas de nuestras acciones, entonces viviremos sin propósito.
¿Qué es el yo más profundo? Es fácil ver lo que es el yo superficial y mundano. Casi constantemente fantaseamos sobre lo que ocurrió o debiera haber ocurrido en el pasado o qué sucederá en el futuro. Esta es la vida ordinaria, aun en un monasterio. Suelo escuchar de mis amigos y allegados indios, "uno de estos días renunciaré a todo y me iré a los Himalayas". Esto es prácticamente una idée fixe en la psiquis india. Sin embargo, aun en la vida diaria de los monasterios hay mucho de lo externo. Hasta en presencia de Jesucristo mismo, los discípulos se preocupaban de si se sentarían a su derecha o a su izquierda. La competitividad y el interés sobre lo ganado o perdido, ¿me veo bien hoy?, ¿soy aprobado?, todo configura nuestra vida diaria y viene con nosotros a donde estemos.
Pensar en Krishna, por lo menos periódicamente, significa dedicar un pequeño momento a atender aquellas cosas que dan significado a la existencia. Al menos de alguna manera, mentalmente, estamos ordenando la propia vida, ¡así que siempre estamos en la cima, siempre tenemos razón! En nuestra mente el universo está tan organizado que llegaremos a la cima, seremos ganadores, personas gentiles que todos admirarán. Para renunciar a todo esto, y ocasionalmente a Krishna, se requiere primero toda la atención de que dispongamos. Casi no importa cuál creencia religiosa se tenga. Si miramos a la chequera de un hombre y su agenda, sabremos cuál es su religión en verdad. Todo lo demás es teoría. Arjuna pregunta a Krishna cómo toma asiento y permanece de pie una persona de firme sabiduría. Una y otra vez, encontramos la sugerencia de que nuestras acciones ordinarias en la vida diaria son el corazón del tema. La vida diaria es práctica, la meta de toda la vida espiritual. La meta no es vivir en una cueva particular de los Himalayas. En el supermercado o cuando se pierde el equipaje, ese es el momento verdadero de practicar firmemente la sabiduría y, permítanme asegurarles, no es tan fácil.
La afirmación de Krishna a veces traducida como "sin esperanza", significa en realidad sin expectativa. La esperanza indica que existe una legalidad en el universo. Esta es otra palabra para una cierta clase de fe, la que tienen los científicos, por ejemplo, porque hay un orden en el universo. Las cosas no son azarosas o por casualidad. Sin expectativa, por otro lado, tiene un fuerte significado psicológico. De otra manera siempre trabajamos o manipulamos algo en el tiempo, tal como "si hacemos esto, entonces Dios nos hará aquello". Un sabio contemporáneo en Bengala Occidental dijo que la totalidad del mundo es como un bazar en el cual la gente grita con el máximo de su fuerza, todos tratando de hacer su propio y pequeño negocio. Liberarse de ello significa "sin expectativa".
"Sin egoísmo", es una idea muy difícil, porque todo nuestro entrenamiento en la escuela y en el hogar se refiere a ello. Preguntamos a los niños "¿Qué quieres ser cuando seas grande? ¿Cómo te ganarás la vida? ¿Qué harás cuando crezcas? ¿Serás un doctor, un ingeniero, un contador?" Hemos fijado poderosamente la idea de lo que vamos a ser el próximo año o en algún otro momento. Esto es la fijación de uno mismo, la protección del ego de manera que nada pueda sorprenderle.
Por otro lado, todas nuestras escrituras dicen, por ejemplo los Upanishads: "Si no es maravilloso, maravilloso, maravilloso, no puede ser sagrado". Ser impredecible, es casi el sine qua non de algo sagrado, algo que no se puede planear. Ese mismo verso en el Bhagavad Gita dice "pelea sin fiebre", que significa "pelea sin agitación". Hay una frase de Krishna en el Mahabharata en que no hay elección real entre la guerra y la ausencia de guerra, o lucha y ausencia de lucha. La elección solamente está entre una clase de lucha y otra clase de otro nivel. Como ocurre también en la afirmación de San Pablo, de que debemos luchar no solamente con seres humanos, sino con principados, poderes, potestades, etc. Hay distintos grados de lucha. Ya sea lucha para recuperar el propio bagaje, o lucha que sucede en la propia mente, en especial cuando hay mosquitos, o cuando estamos enojados o sedientos. Cada uno de nosotros está tan ocupado con la pequeña picadura de mosquito que olvidamos la razón por la cual estamos aquí. Como todos sabemos, hasta el gran Buddha, cuando estaba a punto de lograr la iluminación, tenía grandes luchas. El Buddha debía pelear con grandes demonios, como también Jesucristo debió hacerlo durante la tentación en el desierto.
Nosotros sólo tenemos pequeños demonios que nos afligen. Las fuerzas opositoras se ajustan según la cualidad y fortaleza de nuestros esfuerzos. Sin embargo, estas fuerzas no sólo se dedican a mantenernos en lo inferior. También hay fuerzas que nos ayudan. Mucho de nuestras vidas es un juego de fuerzas, hacia arriba y hacia abajo en nuestra psiquis, sujeta a los dioses ordinarios de premio y castigo, de los que queremos escapar. Para la mayoría de las personas hay dos o tres cosas que caracterizan la vida diaria, en especial cuando piensan negativamente. Pero cuando estamos enamorados, no parece haber nada malo en la vida. Una vida tediosa es causada por la falta de pasión e intensidad, y queremos escapar de ella. Una vida que tenga significado es una vida de libertad, una vida sin premios ni castigos, en la que actuemos con justicia no por el beneficio que nos reporte, sino por el júbilo de hacerlo. Así, para nosotros hay una serie infinita de pasos en la lucha en un nivel en el cual siempre nos estamos preguntando si uno en verdad está involucrado con el propio Krishna. Sólo entonces vivimos una vida espiritual.
Una vida espiritual podría significar muchas cosas para mucha gente. Trataré de decirles lo que significa ésto para mí: simplemente cualquier cosa que nos ayude a comprender a nuestro propio Krishna. Una vida espiritual es aquella en la que intuímos, siquiera oscuramente, que hay una razón para nuestra existencia, que no es meramente accidental, y en la cual esta intuición se vuelve progresivamente más concreta en nuestras vidas.
Repetidamente regresamos a esta pregunta: ¿Puede tu vida diaria ser una vida espiritual, o una práctica de la vida espiritual? Claramente, si no advertimos en qué consiste la vida ordinaria, no habrá examen razonado de ella. Siempre que damos un paso práctico hacia la libertad en esta vida diaria, ¿qué buscamos? He sugerido que solamente hay un par de cosas por las cuales buscamos.
Una es una clase de ligazón con algo de mayor interés, más serio, más intenso, por lo cual no es mala idea viajar ocasionalmente o ir al encuentro de otras experiencias porque esto nos aleja de nuestros lugares o climas habituales. Todo lo que nos muestra que no hay solamente un nivel establecido para vivir, comer, andar o siquiera relacionarnos. Sin embargo, la vida espiritual siempre tiene una cierta verticalidad en ella. No es simplemente impresiones o países cambiantes, o cambios de escala, aunque eso también ayuda mucho. Por ejemplo, siempre es bueno tener un hecho simple en el trasfondo, quizás un pensamiento, una pequeña verdad. Es algo como la vieja práctica hindú de hacer todas las cosas en la presencia del fuego, el fuego en verdad representa la gran verdad de la transformación.
Tomemos la pequeña verdad de que cada año mueren más de 120 millones de seres humanos como una tediosa parte de la vida diaria. Esto no es un cambio de nivel. Siempre que pensemos de cientos y miles, o siquiera de billones de galaxias o estrellas, no estamos cambiando niveles, estamos cambiando escalas. Es saludable recordar que la vida diaria se vive en la presencia de estos hechos. Que durante el tiempo en que estamos aquí muchas galaxias vendrán a la existencia y muchas otras desaparecerán. Esto difícilmente justifica dejarnos llevar por nuestra importancia y permanecer con esa idea de que "yo soy el centro del universo, todo rueda alrededor de mí". Parte del significado de la vida espiritual es una descolocación de esta idea. Saber que yo no soy el centro del universo es permanecer sin egoísmo (aunque haya un propósito en mi existencia y deba cumplir mis responsabilidades) . Esto no es tan fácil, porque si yo no soy el centro del universo ¿qué significado tiene mi vida? Si yo soy el centro del universo, entonces estaré muy ansioso. La ansiedad es realmente una ley de la existencia de cada ser humano, al menos en nuestro nivel. Si Descartes buscaba una verdad más universal que "Pienso por lo tanto existo, él debería haber dicho: "me preocupo, por lo tanto existo". Esta es más o menos la situación psicológica de todos durante todo el tiempo.
Sin embargo, tengo un lugar, tengo un propósito en mi existencia, y debo cumplir con mi responsabilidad. Conocerte a tí mismo significa primero, comprender en verdad cómo gastas tus energías, incluyendo tu tiempo y recursos. Mientras tanto, según Krishna clama, él se asienta en el corazón de cada uno. Uno debiera mantener esto en la mente y pensar que en el medio de toda esta dedicación a la superficialidad o trivialidad de la propia vida, ocupada con pequeñas picaduras de mosquitos, allí en lo profundo hay una razón para la propia existencia. Y Krishna se asienta allí, en alguna parte, recordándonos todo esto.
Esto contribuye a convertir la vida diaria en práctica espiritual, que no es tan fácil porque cada uno de nosotros posee profundas contradicciones en su corazón. Por un lado queremos alcanzar la luz, deseamos ser bañados en la verdad. Por el otro, decimos: "La verdad puede esperar. Hoy estoy un poco enojado". O quizás "iré a un partido de fútbol". No hay nada malo con el partido de fútbol, pero mucho de nuestra vida se dedica mecánicamente al status quo. Pero todos saben -casi es un cliché- que necesitamos sufrir una transformación de raíz. La interesante paradoja es que nosotros queremos ser transformados sin cambiar, por nuestro apego al status quo. Esta contradicción está bien aquí, en nuestro mismo ser. Por ello la búsqueda de lo sagrado o la práctica de la vida espiritual en la vida diaria no requiere nada muy raro, ninguna postura particular, no es necesario pararse sobre la cabeza, comer queso crema o nada parecido. Ella reclama la auto-observación imparcial, por supuesto idealmente, momento a momento, en la práctica. Si se pueden dedicar aunque sea unos pocos minutos al día para esto, será un comienzo aunque sumamente modesto.
La auto-observación imparcial puede comenzar con cualquier cosa, por ejemplo, los propios gestos, la postura, el tono de voz, la conducta hacia nuestros hijos, el gato o las plantas -cualquier cosa. Porque cada uno de nosotros es casi como un holograma completo. Cualquier cosa pequeña puede tomarse en nosotros y escribir con ella toda nuestra historia, toda nuestra aspiración y futuro. Podemos comenzar en cualquier parte. Lo que se requiere es una cierta imparcialidad, porque de otra manera, siempre somos correctos ante los propios ojos, justificamos todas las cosas. Esta observación imparcial es en verdad el sine qua non de la vida espiritual. Si vemos más y más imparcialmente cómo vivimos nuestra vida, entonces cualquier noción de transformación, cualquier esfuerzo necesario surgirá por sí solo. Por esto es que muchos sabios buddhistas han dicho que si comprendemos la Primer Noble Verdad del Buddha, todas las demás seguirán automáticamente.
Con respecto a la primer Noble Verdad, no nos damos cuenta de que estamos en el dolor. Ocasionalmente lo vemos, pero no percibimos que es la característica de nuestra existencia. Estoy sugiriendo la misma clase de idea: la auto observación imparcial de cualquier aspecto de nosotros mismos en medio de nuestras vidas diarias, representa una ventana o, en realidad, una puerta.
Por supuesto, el ideal o la meta es muy elevada y vasta. Krishna nos previene de que esta clase de cosa requiere muchos períodos vitales. Dice: "Al final de muchos nacimientos" (así que no necesitamos preocuparnos en lograr esto hoy o mañana, aunque es necesario comenzar), "el sabio viene a mí" (dice literalmente: medita en mí), porque reconoce que todo lo que es, es Krishna. Pero una persona de esa talla es rara. Este es el ideal: que vivamos su vida interactuando con otras personas, con otros seres, reconociendo que todos ellos son Krishna. Pero ese ideal tan elevado es casi fallido. Puede ser en verdad peligroso si uno no está alerta en la práctica ordinaria. Estoy convencido de que necesitamos comprender que hay una cierta clase de conocimiento que es esotérico, no porque alguien lo esconde de mí, sino porque el mismo requiere un enorme volumen de preparación. Toda filosofía es peligrosa sin algo de práctica, porque en ese caso adquirimos la costumbre de hablar sobre grandes verdades, las que alimentan el alma hasta un punto, y al mismo tiempo podemos fantasear pensando que vivimos acorde a esas verdades.
Es bueno tener ideales, pero teniendo en cuenta la acción pequeña, local, hoy, aquí y ahora. No es cuestión de ser manipulados por líderes, gobiernos, personas que tienen malos designios, a veces sin saberlo, sin prestar atención. Mucho del mal en el mundo sucede por no prestar atención, no es que la gente esté en especial contra mí, sino que no me advierten en especial. Ellos hacen tanto como nosotros, la mayoría del tiempo. Expresado en palabras simples, la práctica siempre es atenta. Por supuesto, esto debe entenderse dentro de ciertos límites. Si muevo mi mano, sé que la muevo. Significa vivir en el mundo, vivir en una sociedad y estar alerta a cuáles fuerzas existen en esta sociedad. Esto es exactamente lo que se solicitó hacer a Arjuna en propósito, como Krishna dice, orden. Así que necesita participar en la batalla, ya sea ésta tal como se entiende literalmente o como aquella batalla que puede significar el bienestar o la justicia social. Con la constante atención a las fuerzas que posiblemente nos manipulen.
Aquéllos de ustedes que hayan estudiado lo saben muy bien: el corazón de las enseñanzas del Bhagavad Gita es nishkama karma o acción inegoísta, mientras que nuestra vida ordinaria es nishkarma kama o deseo inactivo. Así, para resumir lo hablado, hablo del movimiento desde nishkarma kama hacia nishkama karma.
Publicado en la revista The Theosophist, en mayo de 1998.
Vivir es morir
Radha Burnier
Reflexiones sobre el significado de la vida y de la muerte que nos propone Radha Burnier. ¿Qué es la vida y qué es la muerte? Los filósofos y los científicos han intentado profundizar en este misterio, pero nosotros intentaremos comprender lo que podamos desde el punto de vista del sentido común.
¿Qué es la vida y qué es la muerte?
Sabemos que existe una energía cuya presencia permite que las substancias materiales estén organizadas en una forma que funciona. Cuando esta energía no se halla presente, las substancias se separan y dejan de constituir un todo coordinado. En cada cuerpo, en el vuestro, en el mío y en el de todos los demás, todos los elementos cooperan como un "organismo vivo", con síntomas como una respuesta ante el entorno, la capacidad de crecer, y la auto-organización. En cuanto la energía se retira, deja de ser ese todo organizado y todos los síntomas desaparecen. A esta retirada la llamamos "muerte"; la aparición o presencia de la energía es la "vida". Y poco más se conoce.
¿Hay vida sin un cumplimiento de un propósito inherente?
Hace algunas décadas, en este mismo estado, podían verse hermoso gatos salvajes, llenos de energía, ágiles y alerta, semejantes a unos tigres en miniatura. Más tarde, sólo se les veía en el zoo encerrados en pequeñas jaulas, y aquella criatura que antes había estado llena de vida, yacía allí "sin vida", amodorrada por falta de esperanza. Todas las criaturas quieren vivir; el propósito de la naturaleza es inherente en cada forma de vida porque ésta ha ordenado que mientras todas las criaturas van viviendo y experimentando, trasmiten sus experiencias de alguna manera, como instinto o como instrucciones claras, donde no sólo se perpetúa la especie, sino que tienen lugar unos cambios en la conciencia. Cuando los organismos se elevan a mayores niveles de complejidad en su evolución, la conciencia expande su actividad.
La conciencia significa responder y recibir, pero la conciencia del mundo no está restringida a las impresiones sensoriales. El sentimiento, el afecto, el parentesco y la compasión son también maneras de conocer y de responder, igual que la percepción mental Estar vivos es estar totalmente consciente, consciente de todo cuanto existe, a través de los sentidos, los sentimientos, la mente, y las percepciones de una naturaleza más sutil; y a través de estas respuestas y contactos, tener una relación. Cuando no se es consciente de algo, no puede haber relación con ello. Sólo cuando una persona se hace consciente, digamos de una planta, de su forma, de su movimiento, y de otras características, se establece, una relación con ella, que es una comunicación interna.
Puede que sea importante que la humanidad se de cuenta de que la vida es el cumplimiento de un propósito innato, inherente a la energía que llamamos vida. Según ese propósito se vaya desenvolviendo, habrá felicidad.
Desgraciadamente, no comprendemos cuál es el propósito que cada criatura cumple siendo lo que es, y actuando de acuerdo con su propia naturaleza, pero está cumpliendo los designios de la Naturaleza.
Cada criatura humana o no, que se encuentre encerrada, o forzada dentro de una situación contra natura es desgraciada, porque la conciencia no podrá expandirse a través del contacto con otros aspectos de su vida según su naturaleza.
Si la vida, en cualquier forma, sigue durante demasiado tiempo, el cambio no puede tener lugar. Lo que llamamos muerte, la desintegración de los componentes materiales hasta ahora llenos de energía por aquel desconocido que llamamos la vida, es tan importante para la evolución como lo es la vida. La vida y la muerte son necesarias. La vida y la muerte forman un ciclo a través del cual tiene lugar un movimiento más grande, la progresión a niveles de complejidad y de conciencia más elevados. Toda la vida es muerte, por esto la muerte es vida, y todo el gran ciclo de vidas forma solamente Una Existencia.
La "muerte" es ese período en que la actividad del cuerpo cesa y la energía se aplica a destilar la esencia de las experiencias, sin la cual faltaría la base para comprender otras experiencias. Todos los ciclos naturales, comer y asimilar, la actividad diurna que precede al sueño, la actividad en un cuerpo determinado y la retirada de ese cuerpo, son igualmente importantes, porque tienen un papel dentro del proceso de desarrollo de la madurez y la sabiduría latentes en la conciencia.
Los grandes pensadores son aquellos para quienes los hechos presentan un todo coherente. Ven las conexiones y las relaciones y el significado de todos los hechos como una unidad. Las visiones sutiles que revelan hasta ahora significados y verdades ocultos y muestran la belleza y bondad tanto de la parte como del todo, son también formas de conciencia, y un don especial de la conciencia humana.
Aunque toda criatura quiere vivir, nosotros, los seres humanos, preguntamos: ¿Qué es en realidad vivir?. En términos de una conciencia más profunda, ¿estamos realmente vivos?. Recordemos que si no tenemos conciencia de algo, por ejemplo de una planta, de la forma de sus hermosas hojas rojas, del diseño de su organización, la relación con ella apenas existe. Cuanto más alerta está uno, más comunicación hay, y es más el contacto interno en la conciencia, que es relación. ¿Hasta que punto vivimos en este sentido?.
Cada uno debería mirar su propia vida cotidiana. Aquí hay unos árboles hermosos. Podríamos pasar por delante de ellos sin ser conscientes de su existencia, o bien, viéndolos, ser inconscientes de su belleza. La belleza podría sentirse vagamente. Uno dice "qué bonito es", y sigue adelante. O la experiencia tiene un sentido intenso y profundo, un gozo no sentido antes, y tal vez aporta el toque de una realidad más profunda. El verdadero arte nace a partir de una percepción de la verdad oculta, no de lo que está en la superficie. Los ojos ven el cuerpo del gato salvaje, ven un pato que nada en aguas tranquilas, pero si el corazón no percibe, no existe, no existe la comunicación. El gozo y la belleza indican un nivel más profundo de comunicación y de relación. La experiencia a ese nivel de intensidad y de profundidad puede encontrar una expresión espontánea en la poesía o en el canto, pero también se transmite con el modo de vivir de una persona. Entonces comunica lo que de otro modo sería desconocido. La buena poesía conmueve el alma incluso unos siglos después, porque la intensidad de la experiencia del poeta comunica algo que se encuentra más allá de las palabras a quienes son receptivos. Cuando un Buddha, un Cristo o cualquier persona verdaderamente santa habla, sus palabras llegan a lo más profundo de los corazones de miles de personas. Siglos después, las palabras inspiran cambios en la conciencia de los oyentes. Esas mismas palabras repetidas por personas corrientes no tienen un impacto similar, porque no transmiten la verdad realizada a un nivel profundo.
Cuando pensamos que estamos viendo, oyendo y contemplando, ¿hasta que punto somos realmente conscientes? ¿Nos damos cuenta solamente del aspecto externo o experimentamos el significado, la verdad oculta, la belleza, la esencia interna? Probablemente somos conscientes de muy poco.
Cada criatura necesita vivir, porque su supervivencia es importante para la especie y cada especie tienen un papel dentro del plan de la Naturaleza. Para la supervivencia necesita la memoria y por consiguiente la memoria queda grabada en la función cerebral. Pero la memoria continuamente se interpone ante la conciencia perceptora, obstruyendo el contacto y la comunicación.
¡Qué maravillosa es una mariposa para un niño! ¡Qué gozo y que alegría le producen sus colores! Pero después, esa frescura y alegría ya no existen. La imagen de la mariposa queda impresa en la memoria e impide la frescura de otro contacto. La memoria que es necesaria para la existencia física y la supervivencia, ¡lo convierte todo en algo rancio! A medida que el cerebro envejece, hay más capas de experiencias, de impresiones y de memoria y la vida se convierte cada vez más en una rutina. Entonces, la benéfica Naturaleza dice: Muy bien, te daré otra oportunidad. recuperate de esas actividades que tú llamas Vida y RETORNA con toda la frescura.
La vida misma no tiene fin. Se manifiesta de una forma tras otra y cuando retorna, ¡está fresca del todo! Qué encantadores y atractivos son los pequeños, no sólo los niños humanos, sino el pequeño corderito o el cervatillo. El ciervo adulto es hermoso, pero sus experiencias y las técnicas de supervivencia que ha ido adquiriendo le refuerzan la memoria. El enemigo tiene que ser reconocido y también tiene que recordar donde encontrar el alimento. Pero el joven no tiene memoria y muestra todo el encanto de la inocencia, de un cerebro que es fresco y no tiene cicatrices. La naturaleza, por esto, ha establecido el ciclo de la vida y la muerte para producir no solamente formas nuevas y mejoradas y una mayor complejidad a nivel materia, sino una novedad de experiencia, unos planteamientos frescos, nuevos modos de relacionarse sin quedarse estancados y rancios del todo.
Nos aferramos al estancamiento y tendemos a llamarlo Vida. A la libertad y oportunidad para la renovación la llamamos muerte. La gente se resiste a la muerte prefiriendo estar prisionero en un pulmón de acero o ser como un vegetal, paralizado durante años. Qué extraño resulta resistirse al final de ese cuerpo tan familiar incluso cuando ello representa la oportunidad de una nueva etapa del desarrollo interno.
Aprender a soltarse de lo familiar y disponerse a entrar en lo nuevo es la esencia de las enseñanzas que hemos recibido de muchas personas, como el gran maestro sufí Jalaluddin Rumi que dijo "Oh, Hombre, muere antes de morir ... ". Angelus Silesius, un místico cristiano, enseñó: "Muere ahora, antes de morir, para que no tengas que sufrir la muerte cuando mueras; muere ahora, antes de morir, para poder no morir cuando mueras".
Krishnamurti profundizó más en lo que es morir ahora. "El maestro chino Chuang Tsu preguntó: ¿ Cómo puedo decir que el amor por la vida no es una ilusión? ¿Cómo puedo decir que un hombre que teme a la muerte no es como un hombre que ha dejado su casa y teme regresar?"
No necesitamos esperar eso que llamamos muerte para liberarnos de los obstáculos que tiene la conciencia para avanzar hacia estados más elevados de conciencia. No necesitamos esperar porque la conciencia humana está lo suficientemente avanzada como para comprender tanto la vida como la muerte y decir: "Moriré ahora antes de que la muerte me llegue".
¿Cómo podemos morir? Dándonos cuenta de que todas las criaturas necesitan la memoria para sobrevivir y el cerebro funciona almacenando imágenes, conectando las causas y el efecto y llegando a conclusiones. Hemos de llegar a ver que una pantalla de memoria inútil retrasa así la percepción.
Krishnaji habló de poner al pensamiento en su sitio. El pensamiento que está basado en la memoria, en el pasado, no tiene que interferir en la comunicación y cerrar todo lo demás. Estar abierto y receptivo es la Vida. El final de la memoria innecesaria, la interferencia del pasado, es la muerte. Quién muere de esa manera mantiene la mente fresca.
Naturalmente, esto es la teoría, pero se puede trabajar en ello. Tenemos que trabajar con todo aquello que tenga importancia. Entonces la barrera que hay entre la conciencia perceptiva y la conciencia que es el resto de la vida puede desaparecer, dando origen a la unicidad con todas las cosas, que es la única forma de inmortalidad. La Vida Una es inmortal, sin principio ni fin. ¿Es posible liberarse del ciclo de la vida y la muerte y alcanzar la inmortalidad?
Algunos proyectan un cielo donde vivirán de la misma manera que antes, tocando el arpa ante dios o disfrutando de los placeres de la carne. Esto no puede ser inmortalidad, porque todo lo que es material, todo lo que no sea la energía que es la vida universal y la conciencia, es perecedero. Solamente la vida que es para siempre, no la vida en ninguna forma particular, sino la vida universal. Los que se hace uno con ellas son inmortales.
Un amante de la naturaleza que visitó las grandes montañas de la Cordillera americana escribió: "Otro glorioso día en la Cordillera en el que uno parece disolverse y quedar absorbido y propulsado a donde no sabemos. La vida no parece ni larga, ni corta, y no nos apresuramos a ahorrar tiempo, ni a ganarlo, igual que hacen los árboles y las estrellas. Esta es la verdadera libertad, una buena clase práctica de inmortalidad. Estamos ahora en las montañas y ellas están en nosotros, haciendo que cada nervio tiemble, llenando todos los poros y células de nuestro cuerpo. El tabernáculo de nuestra piel y nuestros huesos parecen transparentes como el cristal ante la belleza de nuestro alrededor como si fuera realmente e inseparablemente una parte de ello, estremeciéndose con el aire y los árboles, con las corrientes y las rocas en los rayos del sol, una parte de la naturaleza, ni vieja ni joven, ni enferma ni sana, sino inmortal."
La barrera del ego, del pensamiento y de la memoria, el aferrarse a la vida, el apego, todo ha desaparecido y la vida universal es la experiencia del momento. Eso es la inmortalidad.
La intención que hay detrás de estos pensamientos no es dogmática. La intensión es que, sin ser demasiado especulativos, podemos observar lo que está ocurriendo alrededor y dentro de nosotros y llegar a cierta comprensión de la vida y de la muerte, y esto dará un nuevo significado a esas dos palabras.
HPB, en el texto antes citado, después de decir que la vida y la muerte forman parte de un gran ciclo de vidas, pero forman una sola existencia añadió: "y el peor día está en nuestro planeta". Sí no es el peor día, es al menos un mal día, sobre todo porque le hemos dado un significado equivocado a la vida y al hecho de vivir. La gente es egoísta y materialista porque creen que de una u otra manera tienen que permanecer apegados a una forma particular, a unas experiencias y placeres conocidos, y la muerte significa prescindir de todo esto. Puede empezar un nuevo día si nos damos cuenta de que ¡la vida realmente significa dejarse ir!
Cuando hay muerte en el sentido de dejarse ir, hay vida. Vivir realmente es morir, quedar libres y estar en armonía con todas las cosas, con los árboles y las estrellas y con las personas y todo lo demás. Este estado de libertad interna es a la vez la unidad y comunicación total, y tal vez una bendición inimaginable.
Publicado en la revista The Theosophist, en marzo de 1996.